El asalto de Enrique Morgan a la ciudad de Panamá

I Parte, antecedentes
  • miércoles 23 de octubre de 2019 - 12:00 AM

Las ciudades terminales de Nombre de Dios, Portobelo y Panamá, fueron asediadas durante casi un siglo por los piratas y corsarios con el fin de apoderarse de sus riquezas y del oro y la plata que se trasladaba de Sudamérica a España. Morgan fue el que más éxito tuvo, cuando el 28 de enero de 1671 asaltó y saqueó la ciudad de Panamá la Vieja.

Los antecedentes de la piratería y la presencia de los corsarios en el transcurso de la colonia están relacionados con la actividad mercantil cuando estuvo en un ciclo de prosperidad y decadencia. En esos lapsos, la piratería asoló a las costas cuando el oro y la plata salían de El Callao y recorrían hasta Paita y luego los barcos recalaban en la ciudad de Panamá. En mulas eran cargadas entre 500 hasta 700 de ellas para trasladarlas a Nombre de Dios y luego a Portobelo. Toneladas de barras de plata y oro eran transportadas en un camino sometido a las inclemencias del tiempo, lluvias torrenciales y el cruce por el río Chagres. Como diría Méndez Pereira por aquí pasaron las vimos pasar las recuas de mulas, y agregaría aquí nada se quedó.

Este ambiente inhóspito y peligroso atraía a los aventureros piratas, corsarios, bandoleros y gente de mal vivir. Al igual que comerciantes encantados por la acumulación de riquezas. Así, y en ese deslumbrante brillo de abundancia hizo su aparición en 1575, Juan Oxehan en el Archipiélago de Las Perlas, y luego el corsario Francis Drake, hombre nacido en Inglaterra y protegido de la reina para llevar a cabo el saqueo y el robo en las costas de América. Era primo segundo de John Hawkins, quien se dedicada al trato inhumano y explotación de esclavos, quienes eran tratados como bestias.

No obstante, hay que advertir que la piratería era de por sí, una lucha de dos países imperialistas: Inglaterra contra España. Francis Drake atacó las posiciones en Chile y, por sus triunfos de corsario y de ‘robo', la Reina de Inglaterra le extendió el gran honor de caballero y un importante puesto en el parlamento y con el título de honorable. España respondió con la creación de la armada invencible con aproximadamente 30,000 marinos y soldados.

Con el apoyo oficial, Drake decidió dirigirse en 1596, a Nombre de Dios, y el 6 de enero de ese año atacó esa población, cuya defensa la dirigía el capitán Alfonso Sotomayor quien dividió sus fuerzas una en el río Chagres y la otra en un pequeño cerro y se atrincheraron setenta españoles dirigidos por el capitán Juan Enríquez, en San Pablo, con vista suficiente para observar el avance de los corsarios de Drake. La acción punitiva de las fuerzas inglesas fue arrolladora a pesar de encontrarse en la parte baja del cerro. Los ingleses disparaban en forma simultánea y midiendo y acertando sobre los lugares más vulnerables. Este despliegue se vio mermado, luego cuando llegó el refuerzo del capitán Liermo Alguero, que se aproximó con un escuálido ejército.

Alguero realizó su incursión entre la maleza y los árboles, lo que produjo pánico al dar la orden de tocar tambores y haciendo el más estruendoso ruido por la selva. Esta estrategia intimidó a los ingleses, quienes pensaron en un ejército con una artillería y mosquetes superior. No es posible entender por qué un experimentado corsario como el inglés Baskeville, se vio imposibilitado de reagrupar sus fuerzas. Este simulacro hizo que el corsario Baskeville, lugarteniente de Drake, desistiera del ataque. En desbandada huían los ingleses sometidos a francotiradores españoles que los acechaban en su retirada desde diferentes lugares.

La acción de venganza de Drake fue el 15 de enero, al llegar a Nombre de Dios la incendió, pero antes de detenerse en esa población logró asentarse en San Pablo del Príncipe, con el fin de recoger provisiones, pero los moradores con sus escasas fuerzas disparaban sobre ellos. Según (Sosa p. 127), la estrategia montada por Alonso de Sotomayor, ‘sufrieron allí el más completo desastre tornando rotos a su escuadra y burlados a su país'. Todo un elenco de corsarios con tácticas de ataque imprevisibles, y con acciones de tortura incluyendo descuartizar y los ahorcamientos a los enemigos en señal de escarmiento para ejercer el temor y hacer más fácil sus acciones de saqueo.

El insensible corsario Drake continuó con sus correrías de asaltante, lo que provocó que su salud fuese mermada por la disentería hasta que murió. Su cadáver fue metido en un ataúd de plomo y echado en la costa de Portobelo. Para la honra de Inglaterra por ser el cosario que depositó en las arcas de esa nación oro y plata resultado de su pillaje.