- martes 23 de julio de 2024 - 5:06 PM
Es la pequeña de la casa y la que más energía irradia. Su presencia está vestida de alegría, de ternura; es como el sol que ilumina la oscuridad, que te calienta de la hipotermia y nunca te deja solo.
Camina elegantemente, se mueve como una bailarina de balé con revoluciones elevadas, siempre pendiente de ti. Su mirada te habla de amor y su acercamiento casi pegajoso te dice que detesta la soledad. Su inteligencia va más allá de apreciar lo material, valora la conexión de la energía y la química entre los seres vivos.
Cada vez que llego a casa explota de emoción, me hace sentir importante para ella. Se lanza bruscamente a mis brazos en un frenesí de besos. Soy su todo.
Te escribo de Kemba, una cachorra American Pit Bull Terrier, y te cuento de ella en presente porque así estará por siempre en nuestros corazones y pensamientos. Un infarto fulminante se la llevó sin darnos tiempo para despedirnos.
Se fue un ángel de la familia. El dolor que nos produce su ausencia lo medicamos con resignación, con los buenos y lindos recuerdos que nos regaló.
La interacción social que implica tener un animal doméstico va de la mano con la responsabilidad del dueño de darle a su mascota todo lo necesario para su correcto desarrollo. Ha demostrado generar una respuesta positiva al estrés mental, la depresión y los sentimientos de soledad, desembocando en un efecto placebo que mejora la salud del poseedor.
No son juguetes u objetos inanimados, desprotegidos y sin derechos como seres vivos. Si tienes mascota o piensas adquirir una, jamás violes la ley 70 del 12 de octubre de 2012, que previene, erradica y sanciona el maltrato, el abandono y los actos de crueldad contra los animales.
Denuncia cualquier hecho que atente contra el bienestar de los animales domésticos. “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados según la forma en que tratan a sus animales”. Mahatma Gandhi.