Infidencias y confidencias del 8 de enero del 2023

Tomen nota. Ya arrancó el campeonato de béisbol juvenil, una buena opción para este verano, pero me dice un necio del guetto que dejen los precios baratos para que la ‘people' entre y pueda disfrutar del deporte número uno de los panameños.

Rebeldes. Nada de humo blanco en el Cajetón, a pesar de que a los huelguistas les han dado todas la condiciones, insisten en no trabajar. Dice un jubiloso que eso huele a campaña política patrocinada, sino pregunten quién pagó al jurista de ellos.

Ojo. Hay una atmósfera de negociado con el tema del brazalete para frenar la violencia contra las féminas, más de dos hijos de la cueva están viendo que sacan. Vivo que viene un golazo de media cancha, dice una telefónica.

Al paso de tortuga. Hablando de narcos, se pregunta un anuro qué pasó con la audiencia en la que llamarían a tres exfuncionarios del proyecto "Barrio Inseguro" en la administración del tortugón, en el que le pagaban a los pandilleros.

Colón way. Está rara la cosa, Bolota y el Capitán América no dicen ni esta boca es mía, luego del desmadre por la captura de "El Ratón". ¡Será que ahora andan bajo perfil!

Sinvergüenzura. Dicen que hay un médico-profesor con nombre de rey mago en una U privada, que aparte de exhibir a los alumnos, nunca entregó notas durante el periodo de clases y al final dejó a más de la mitad del salón. Reclamaron a la rectoría, pero se hace de la vista gorda.

Aló Zapata. Padres de familia, en Cauchero, hacen un llamado al Mitradel para que se investigue si a sus hijos, que abordaron diablos Rojos en Loma Estrella para ir a trabajar a Chame, les van a pagar el salario mínimo y sus cuotas obrero patronales. ¡Cuida'o pues!

Hostigamiento. Será cierto que en las filas de una sede diplomática en el Norte hay una ficha que laboró en un estamento de seguridad que mandaba a respirarle en la nuca a un colaborador en Panamá y se desconectó porque se dio cuenta que tenía cola de paja.