• jueves 04 de octubre de 2012 - 12:00 AM

¿Y por qué no una magistrada?

En la Corte Suprema, desde la salida de Graciela Dixon, no hay magistradas, y en el periodo postdictadura ninguna representante del sexo...

En la Corte Suprema, desde la salida de Graciela Dixon, no hay magistradas, y en el periodo postdictadura ninguna representante del sexo femenino ha sido nombrada en el Tribunal Electoral. La única que ha llegado a ese cargo fue Yolanda Pulice, en los finales de la dictadura. Tampoco hay mujeres en la Procuraduría y en el Gabinete la disparidad de género ha sido una constante.

De las cuarenta y cinco personas aspirantes a la vacante del TE nueve son damas. Dos de ellas tienen una sólida trayectoria institucional en la jurisdicción electoral: Ceila Peñalba, secretaria general de la Fiscalía Electoral, que ocupó por trece años, cuatro como subsecretaria general y antes fue directora ejecutiva del Tribunal Electoral; y Yara Ivette Campos, actual directora ejecutiva del Tribunal Electoral y magistrada suplente de Solís, que cesará en ese cargo junto con el titular. Las otras aspirantes, sin discutir sus méritos profesionales, no tienen antecedentes similares.

De los treinta y ocho aspirantes varones, los abogados Guillermo Márquez, Julio Arias y Ricardo Callender han estado o están vinculados a la institución electoral y conocen la materia que lidiarían, sin embargo, su designación perpetuaría la tendencia machista que hasta ahora ha imperado y que creo debe comenzar a superarse.

Una noticia reciente afirmó que la Corte Suprema ya tiene una lista de diez finalistas escogidos por su trayectoria y conocimiento de la materia electoral y, por tanto, es razonable asumir que las cinco personas que he mencionado figuran en ella. Lejos de mi intención de restar méritos a las otras personas que puedan integrarla, pero si mi opinión contara, recomendaría que, en esta ocasión, no sea un candidato, sino una la candidata seleccionada.

La presencia de damas en los altos cargos del Estado sigue siendo una demanda insatisfecha de las mujeres panameñas y, aunque sus esfuerzos para aumentarla se han concentrado en el campo de las candidaturas a los cargos de elección popular, ahora, cuando está por llenarse una vacante tan importante como la del TE, instancias como el Foro de Mujeres de los Partidos Políticos debieran asumir protagonismo para influir en el proceso de su selección. No sería razonable, desde luego, que especificaran su preferencia, pero sí que insistan en la necesidad de que en instituciones como la Corte Suprema o el Tribunal Electoral haya mayor representación femenina.

*ABOGADO, POLÍTICO INDEPENDIENTE

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