• martes 01 de octubre de 2024 - 12:00 AM

¡Y no pasa nada!

El hambre de los desposeídos y el apetito insaciable de los empresarios, ha convertido el voto “libre y voluntario”

Imagínate a una madre que a toda prisa acude a los gritos de su hijo; la tranquilidad que le dio al sentir el abrazo protector, invitándole a dormir porque afuera ¡No pasa nada!. La misma frase pero en tono de frustración y desesperanza muchos la pronuncian a diario, al enfrentar un problema tendiendo la seguridad de que no lo atenderán, “nada pasará”, aunque hayan “leyes y autoridades para todo”.

Esto no es una exageración. Tenemos derecho a desplazarnos con libertad, pero la violencia callejera nos mantenemos encerrados en casa. Elegimos HD que nos “representan”, y paradójicamente aprueban leyes contrarias a sus electores.

La justicia se muestra ágil y veloz para decidir en algunos casos, y para la mayoría marcha a “paso del Cristo de Portobelo”, y eso a ningún burócrata le quita el sueño.

La lectura de los indicadores del rendimiento de la educación nacional, nos revelan en “número rojos” que en pocos años miles de profesionales entrarán en el mercado laboral en total desventaja para competir en el mercado laboral.

Los involucrados no se atreven a “frentear” el problema, coincidiendo es que es mejor “dejar las cosas así”. El desempleo va en aumento, con su carga negativa social.

En algunos círculos se promueve la idea que la pobreza es una “opción”, liberado al Estado del compromiso de respetar los derechos sociales y los derechos humanos.

Los arquitectos del nuevo proyecto de país de progreso y bienestar para “unos pocos”, saben que tendrán que podrán pisotear derechos y conquistas sociales, y que ¡nada pasará.!Las farsa de las elecciones matan la democracia.

El hambre de los desposeídos y el apetito insaciable de los empresarios, ha convertido el voto “libre y voluntario” y los liderazgos políticos en una mercancía, ¡y no pasa nada!.

De esta parálisis institucional sólo se benefician las élites empresariales, y la servil casta de los “emplanillados”.

El compromiso de salvaguardar la integridad de la Nación libre y soberana, es un propósito alejado de las mezquindades de la politiquería.

De seguro que “algo pasará”, si actuamos consecuentemente, respondiendo al querer de las generaciones anteriores, para asegurarles mejores días a las futuras generaciones.

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