Pensé que siempre sería joven, pero hace un par de semanas empecé a tomar en serio el cambio, al sentir el peso de todo esos años que se me venían encima. Cuando lo piensas, la mente se convierte en tu aliada, trayéndote esos recuerdos que te hacen sentir orgulloso de la vida que decidiste llevar.
Hoy es necesario hacer un inventario de mis acciones pasadas, para confirmar si influí para bien o para mal, en las personas que por mi lado pasaron. Pasaré la prueba con notas sobresalientes, porque en cada una de las imágenes revisadas, veo muestras de mi espíritu solidario; de mi amistad incondicional; de mi alto espíritu cívico y del padre amoroso que me propuse ser.
Algunas veces me siento rejuvenecido, pero el cuerpo no pierde oportunidad de recordarme con achaques que quedó atrás el tiempo de los excesos. En cambio, mi mente sigue activa, demandándome indagar ante todo lo que a mi alrededor sucede, porque me resulta imperdonable errar por irreflexivo.
Por eso le otorgo un alto valor a mis canas, pues me hablan de la sabiduría acumulada, la que hoy debe guiar mis pasos. Al estar convencido de que he llevado una vida digna, no temo al final, por mucho tiempo habrá gente hablando bien del “Pocho”. En especial Delia, Karla, Claudia y Yiny, a quienes las cositas más insignificantes les recordarán al gran papá que les acompañó. Pero ¿y el país? Aún me acompaña ese entusiasmo juvenil, que me hacía cometer locuras; a vivir utopías, y que es posible crear un Panamá próspero y justo.
No oculto mi malestar por vivir en un sociedad paralizada por una severa confusión colectiva. Es que si ayer fui capaz de convertir la adversidad en fuerza esperanzadora, no entiendo las razones por las que no logramos ver las ventajas que el foráneo aquí encuentra.
Como de poco sirven las culpas añejas, por el contrario prefiero invertir mis últimos esfuerzos, en inspirar a otros a retomar el rumbo correcto. Es ahora que, en fila, los amigos de toda la vida nos abandonan. El “Toño” Torres, René Campos y “Rigo” Guevara ya partieron, así que es cosa de tiempo nuestro reencuentro.