• lunes 23 de junio de 2025 - 12:00 AM

Visa para un sueño

La semana pasada estuvo marcada por una serie de acontecimientos que han generado opiniones.

El primero fue la suspensión de visas estadounidenses a ciertas figuras políticas que expresaron su rechazo al cuestionado Memorándum de Entendimiento entre Estados Unidos y Panamá.

Recordemos que este acuerdo garantizaba el uso del ejército norteamericano en cierta parte del territorio panameño por un periodo determinado. Para muchos entendidos, esto representa una forma de violar o de saltarse lo establecido en los Tratados del 7 de septiembre de 1977.

Entre quienes alzaron su voz estuvo el expresidente Martín Torrijos, quien realizó una conferencia de prensa en la que expresó categóricamente su rechazo al documento firmado por Panamá y Estados Unidos.

Los grupos progobierno respondieron señalando que acuerdos similares fueron suscritos durante la presidencia del propio Torrijos (2004-2009), lo que fue desmentido por él de manera tajante, como inquilino número 35 del Palacio de las Garzas.

Este Memorándum de Entendimiento tuvo antecedentes en la visita del “Círculo Cero” del expresidente Donald Trump, quienes se reunieron con el presidente y su equipo para formalizar el permiso de estadía militar estadounidense en territorio panameño.

Con la llegada del nuevo embajador norteamericano, se hizo pública la decisión de examinar redes sociales y comentarios de los solicitantes de visa, como parte del proceso de aprobación o rechazo.

Todo indica que los primeros afectados por esta política fueron precisamente quienes rechazaron el mencionado memorándum.

Así, el rechazo a Estados Unidos se ha convertido en una “visa para un sueño”. Pero, ¿para qué sueño? ¿El sueño americano del emigrante, o el sueño de un idealista que ama su patria y daría la vida por ella?

Ambos requieren una visa para soñar, pero con fines completamente distintos: uno persigue un futuro mejor a título personal; el otro, en cambio, enciende el sentimiento de soberanía, de respeto a la independencia, autonomía y neutralidad de la nación panameña.

Habrá quienes esto no les importe, porque sus intereses son otros y no están comprometidos con el país.

La nueva generación suele distraerse con las frivolidades del momento, mientras que quienes crecimos con un sólido respeto por Panamá, nos mantenemos firmes en nuestros valores.

Porque aún creemos en “un solo territorio, una sola bandera”, y en que “Panamá es soberana en todo el territorio nacional”.

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