• viernes 28 de diciembre de 2012 - 12:00 AM

Los usan o se dejan usar

P erfeccionada la autocracia con la perversidad de nombrar, mediante sesiones extraordinarias de la Asamblea, en víspera de Navidad, a u...

P erfeccionada la autocracia con la perversidad de nombrar, mediante sesiones extraordinarias de la Asamblea, en víspera de Navidad, a un magistrado y a una procuradora alineados a los intereses del presidente de la República, llegamos a la etapa de buscar candidato a presidente por la alianza CD-Molirena.

Cada día con más énfasis, diferentes voceros de la alianza gobernante están vendiendo como sus candidatos presidenciales las figuras de Alberto Vallarino y Alberto Alemán, ya no como posibles, sino probables candidatos de esta alianza.

Llama la atención que, a pesar de ser Vallarino vicepresidente del Partido Panameñista, solo ha dicho que no responderá rumores, que no lo son, porque rumor es versión de un hecho que no tiene vocero conocido. Si hacemos un recuento, en las últimas semanas lo dijo Roberto Henríquez, vicepresidente de CD, luego lo dicen tres vicepresidentes de Molirena y ha sido insinuado por el mismo Ricardo Martinelli. No siendo rumor, Vallarino usa la falacia de que no renunciará al Panameñista, para tratar de desviar lo que muchos anuncian: que será candidato de CD-Molirena. Falacia porque el Molirena cambió su estatuto para permitirse postular a cualquiera que sea o no miembro, lo que nos dice que Vallarino puede ser candidato sin renunciar al Panameñista.

Además, Martinelli asevera que CD llevará al candidato que Molirena escoja. Lo único que tendría que decir Vallarino, si no quiere ser candidato por un partido adversario al suyo, es que no aspira o que solo sería candidato por su partido. El tiempo pasa y lo usan o se deja usar.

Para nadie es un secreto que el presidente del Panameñista tiene corrientes que lo adversan, no como mi persona, por apartarse de los principios panameñistas, sino porque conciben, contra principios, que al Panameñista le iría mejor si recomponen la alianza con CD, lo que se convierte en el síndrome de Estocolmo, conducta en que la víctima se identifica con el victimario.

Alberto Alemán, también con aspiraciones, no define si aceptaría o no ser postulado en la nómina presidencial de esta alianza politiquera. Así las cosas, a los Albertos, los usan o se dejan usar por el presidente, que mantiene interés en perpetuarse en el poder, directamente o a través de interpuestas personas. Lo interesante de esto es que, los Albertos, si llegan a gobernantes, por sus egos grandes, le dirían a su socio: ‘Tongo botado no pone boleta’. Con actitudes como estas Panamá seguiría degradando.

*EXPRECANDIDATO PRESIDENCIAL

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