- viernes 17 de junio de 2011 - 12:00 AM
‘Sepulcros blanqueados’o ‘raza de víboras’
En la pasada Cita Eucarística, monseñor José Domingo Ulloa, actuando como profeta ante su feligresía y ante el país, señala categóricamente que ‘somos cómplices de la corrupción’, incluyéndose hasta él mismo. Y llega a esta conclusión porque dice que ‘aceptamos la corrupción al ser indiferentes, al mirarla como algo natural o como viveza, lo que afecta nuestras instituciones’.
Cuando yo empezaba en estas lides de redactar artículos de opinión, allá por 1984, escribí sobre la responsabilidad colectiva ante la corrupción, titulada aquella columna: ‘Cristiano, culpable eres tú’. Ya que estaba de moda como lema para las ‘Campañas arquidiocesanas’ de recolección de fondos la frase ‘Cristiano, la Iglesia eres tú’. Allí señalaba que tantas enseñanzas sobre la doctrina, tantas homilías en las iglesias, tantos comulgadores, donantes y los llamados laicos comprometidos y cómo era posible que la sociedad y el Estado funcionaran tan a contrapelo de la ‘amar al prójimo como a ti mismo’.
Hoy existen los ‘pecados sociales’ enunciados por El Vaticano, donde la corrupción, en función de ejercicio de entidades públicas o privadas, es un pecado mortal. Monseñor pone el dedo en la llaga y hace saltar la pus. Nos dice que acostumbrarnos al mal, a la mediocridad, atenta contra la democracia porque no hay valores, identidad como nación ni justicia.
El Presidente, sin meditar la profundidad de estas sentencias del profeta, sale diciendo que revele los nombres. Los nombres de quiénes. Si Monseñor dice que todos, claro que unos por acción y otros por omisión. Esa no es tarea del pastor de almas, esa es tarea de los que se han erigidos en gobernantes terrenales.
Juan, el Bautista, cuando se le acercaron los doctores de la ley para montarle seguimiento que acabó en su ejecución les llamó ‘raza de víboras’ y nadie le pidió que identificara con sus nombres a estos elementos corruptos. El propio Jesús, a los que manejaban el poder, les llamó ‘sepulcros blanqueados’ «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!
¿Y quiénes eran los escribas y fariseos? Nada menos que las sectas dominantes que mangoneaban el Sanedrín, especie de consejo político religioso que pelechaban del poder que les delegaban los romanos que esclavizaban medio oriente.
La corrupción hay que buscarla entre los gobernantes y sus allegados.
EL AUTOR FUE PRECANDIDATO PRESIDENCIAL.