- miércoles 06 de noviembre de 2024 - 6:00 AM
Sensatez ante lo que puede venir
Hoy se inicia el camino para tratar de resolver el problema de la seguridad social. Digo “tratar” porque, aun cuando como último recurso, el Gobierno logre imponer la iniciativa que se va a presentar a la Asamblea, es innegable que no contempla el centro de la crisis, que es la inyección económica y financiera que es lo que realmente requiere la solución de la crisis. Eso parece que ninguno de los sectores lo han entendido y se pierden en discusiones cajoneras sobre medidas solidarias, cuentas individuales, medidas paramétricas, etc. Estoy seguro de que muchos de esos interlocutores no tienen idea de lo que estos conceptos significan.
Si no hay inyección económica, tanto por el Gobierno, como por la patronal (empresa privada), y más los sectores económicos que mayormente amasan grandes fortunas, como lo son las petroleras, los bancos, las telefónicas, las licoreras y cerveceras, la construcción, la industria turística y similares, entonces el plato será pagado por el pueblo y una vez más los sacrificios es de nuestro pueblo, tanto en las presentes y futuras generaciones. No entender esto, es pan para hoy hambre para mañana, ya que transcurridos 10 o 15 años, estaremos en la misma situación de hoy, toda vez que, de acuerdo a los paramentos de incremento de la población, para esos años se proyecta que tengamos un aumento para esos años de un 15 y 20% de población en edad de jubilación.
Tenemos que tener claro que ninguna empresa de los sectores enumerados en líneas anteriores va a “quebrar o irse” del país, porque tenga que aportar como responsabilidad social empresarial, un porcentaje de sus ganancias a la Caja de Seguro Social y mucho menos, sus dueños se van a “empobrecer” hasta quedar en un estado paupérrimo, como si lo están miles y miles de asegurados, jubilados y trabajadores del país. Eso sí, lo que deben exigir, es transparencia, fiscalización, rendición de cuentas y sobre todo honestidad en el manejo de los fondos que se aportaran a las arcas del Seguro Social.
Lo que se avecina será una prueba de fuego para el nuevo Gobierno, es nuestro deber llamar a la reflexión, sobre que esta crisis no debe enfrentarse con descalificativos, prepotencia y ni mucho menos violando los derechos ciudadanos de las protestas y de expresión. El Gobierno debe preparar ya un equipo de manejo de crisis de carácter político, que no estoy seguro que lo tenga y además tener en la mesa, distintas opciones para no caer en la intransigencia y en el “sí porque sí” y el “no porque no”. Debe haber una comunicación e información fluida y actualizada a la población, deben cesar los centros de llamada y la propaganda estatal con relación al tema y sobre todo que haya disposición al diálogo con sensatez. Que Dios nos ayude.