- domingo 03 de marzo de 2024 - 8:14 AM
Rubén Blades sobre los debates y otros asuntos de la política criolla
Ana Matilde Gómez, candidata independiente a diputada para las elecciones de mayo de 2024, declaró recientemente en el programa televisivo "El Cuarto Poder" que había recibido la llamada telefónica de un coordinador del grupo MOVIN, indicando que esta agrupación ya no está interesada en brindar apoyo a las candidaturas independientes que antes había endosado, entre ellas la suya. La noticia es una catástrofe para los que habían cifrado sus esperanzas en la promesa de esos apoyos, especialmente a menos de tres meses de la elección. La candidata Gómez no ocultó su enojo por la manera en que fue notificada y por la ausencia de explicaciones de parte de Annette Planells, una de las figuras dirigentes de MOVIN y la actual presidenta del grupo corporativo del periódico "La Prensa".
¿Por qué se produce tan súbito cambio de dirección?. Solo puedo especular que la inhabilitación de Ricardo Martinelli como candidato a presidente en mayo de 2024 influyó en la decisión de Movin de abandonar financieramente a candidaturas independientes. La pregunta obligatoria ahora es: ¿tendrá Movin la intención de apoyar a uno de los candidatos a presidente, y de ser así, a cuál de ellos?. En tal caso, la posición de Annette Planells, a cargo de uno de los periódicos más influyentes de Panamá, podría producir inquietud entre el resto de los candidatos y partidos políticos y la sospecha de favoritismo en el reporte de noticias político-electorales no se haría esperar.
La declaración de Ana Matilde Gómez, de ser correcta, deja al grupo “VAMOS”, liderado por Juan Diego Vásquez y Gabriel Silva, como la única agrupación que verdaderamente apoya candidatos independientes hacia la elección de mayo, y la mejor opción para crear una asamblea libre de la influencia de la corrupta partidocracia tradicional.
El arte de ignorar lo obvio
En Panamá hemos desarrollado a través de las décadas la capacidad de ignorar lo obvio. Esta peculiar aptitud permite que la mayoría de sus habitantes eviten constantemente enfrentarse a la realidad y a sus consecuencias.
Un ejemplo es como aparentemente a nadie en Panamá le interesa comprender cómo fue posible que los hijos de Ricardo Martinelli pudieran recibir "28 millones" de dólares en sobornos durante el período en que su padre fue presidente de la República de Panamá. No hay duda de que el hecho ocurrió ya que ellos mismos posteriormente se declararon culpables, fueron condenados y pasaron un tiempo en la cárcel.
¿Cómo es posible que nacionalmente no interese que el ahora ex presidente Martinelli jamás comento a la población absolutamente nada relacionado con la acción ilícita de sus hijos, incluso a pesar de que estos lo señalaron como el instigador y beneficiario de los sobornos. En cualquier país del mundo sería lógico esperar o demandar una explicación por lo sucedido. Nuestra sociedad se abstuvo de exigirle a Ricardo Martinelli una aclaración por la conducta criminal de sus hijos y las acusaciones de estos en su contra, y luego masivamente guardó silencio cuando, para protegerlos de futuros juicios, estos fueron candidatizados por su partido, "Realizando Metas" y luego electos por su membresía.
En consecuencia, dos "lavadores de dinero", confesos de aceptar sobornos, condenados y ex convictos hoy representan a Panamá como diputados en el parlamento centroamericano (PARLACEN). ¿Y qué dice la ciudadanía de esta vergüenza para nuestra República?. Nada.
Continuando nuestra incomprensible aceptación de lo absurdo nos encontramos ahora enfrentando otro capítulo de la bochornosa saga del ex presidente Martinelli. Luego de este haber sido encontrado culpable de "blanqueo de capitales" y de haber agotado todos los recursos legales disponibles, todavía insisten algunos en crear la percepción de que el asunto aún no ha concluido. Se han dedicado a demorar los efectos de lo que ya ha sido decretado una y otra vez, procurando extraer como por arte de magia nuevas interpretaciones que permitan dilatar la aplicación del fallo condenatorio. La realidad de un mero trámite burocrático ha sido transformada en la percepción de que el resultado aún no es final, dando vida a todo tipo de especulaciones. Tal situación ha creado un escenario de innecesaria confusión para la población y sus consecuencias en nada contribuyen a ofrecer el tipo de garantías que esperamos del próximo proceso electoral.
¿Qué espera el Señor Presidente Cortizo para pronunciarse sobre este asunto? No se le pide que intervenga en el proceso legal pues ya eso concluyó. Lo que considero necesario es que la máxima autoridad de la nación exprese la preocupación nacional y pregunte públicamente que carajo está esperando el Tribunal Electoral para reconocer lo actuado por la Corte Suprema de Justicia y notificar la inhabilitación electoral del oficialmente declarado corrupto Ricardo Martinelli.
¿Qué más hace falta, dentro del proceso “burrocrático” nacional, para terminar con esta falsa incertidumbre y concederle a la realidad una rara victoria sobre la percepción?. ¿Qué autoridades son responsables por esta absurda demora?
La elección presidencial a 66 días de los comicios
Pasados los Carnavales, el circo electoral panameño continúa, sus repercusiones aumentadas por el reciente asilo de Ricardo Martinelli en la embajada de Nicaragua. Todavía no comprendo cual es la real situación electoral de Mulino, que fue “nombrado de a dedo” por Martinelli como su candidato vicepresidencial. La eliminación del declarado corrupto crea una situación "sui generis", circunstancia perfecta para el tipo de alucinadas interpretaciones que tanto disfrutamos considerar en nuestra tierra y que conforman parte importante de la expectativa monetaria para muchos colegas abogados.
¿Podrá Mulino, a pesar de no haber sido seleccionado en primarias del partido "Realizando Metas" para tal puesto, ocupar la primera posición en la papeleta, solo con el señalamiento unilateral y voluntad del condenado, y ahora prófugo, Ricardo Martinelli? ¿Y qué ocurriría con la posición de vicepresidente? ¿Quién la ocupará y, más importante, cómo legalmente se produciría esa tardía selección?. Unos dicen que no es posible y otros dicen que si se puede. Yo no tengo clara la vaina.
Las encuestas en Panamá no poseen una buena reputación y en escenarios tan enredados como el actual, menos credibilidad proyectan. Aunque continúo dudando, en todas partes escucho que el que ha ido escalando, lento pero seguro, es Martín Torrijos, a pesar de su conexión con el PRD. El haber renunciado del partido al que dedicó toda su vida política no lo libera de su vínculo pasado, y la salida de miembros sempiternos de ese colectivo para ofrecerle su apoyo y servicios fortalece la opinión de los que creen que otro gobierno de Martín seria "más de lo mismo" o en el mejor de los casos, una "saneada" versión del actual desprestigiado y quebrado PRD.
A Torrijos lo ayuda fundamentalmente el hecho de que posee experiencia administrativa y de que durante su presidencia el país experimentó la creación de las obras más importantes jamás antes hechas simultáneamente bajo un período presidencial (la ampliación del Canal, la Cinta Costera, la carretera Panamá-Colón y el saneamiento de la Bahía de Panamá). Durante el gobierno de Martín el país vivió un crecimiento económico sostenido y eso permitió el superávit que entregó al entrante gobierno de Ricardo Martinelli, junto al tipo de orden administrativo y fiscal que sirvió para darle al período presidencial del declarado corrupto la errónea percepción de éxito sin igual que se le atribuye.
Lo más extraordinario para mí ha sido la aparente inhabilidad de Ricardo Lombana de capitalizar de forma convincente la superioridad que plantea el no ser identificado como miembro de la corrupción política. A nivel nacional, Lombana continúa sin provocar un masivo entusiasmo y, aunque luzca como el candidato más potable, el electorado aún no parece dispuesto a beber de su oferta y sigue prefiriendo el veneno del clientelismo.
Con el poco tiempo que falta para la elección, solo quedan los debates para inspirar a los indecisos y mejorar su posibilidad de ser electo. ¿Podrá Lombana por fin entusiasmar a los votantes?
Rómulo Roux, a quien aún considero el favorito por las razones expresadas en un anterior artículo, continúa su campaña de manera cuidadosa y predecible, prometiendo y presentándose como la panacea para resolver el problema económico de la nación. A pesar de haber sido rechazado a nivel popular por su apoyo a la minería, ni sus cinco años como ministro del gobierno más corrupto en nuestra historia política, ni su contacto y amistad personal con el único presidente condenado por corrupción en Panamá, parecen haberle creado antipatía con los poderosos grupos económicos nacionales, o con los Estados Unidos. Los otros contendientes, Melitón Arrocha, quien continúa despertando simpatías y sorpresas por la sensatez de sus respuestas, Maribel Gordon y Zulay Martínez no son considerados como rivales de los actuales punteros. En cuanto al sustituto del RM, ya se vivió eso anteriormente y el resultado es predecible. Si “Mimito” Arias no pudo, José Raúl Mulino, no importa lo que se especule, o asegure, no gana en mayo ni con fraude.
Para la mayoría de los observadores, la próxima elección sigue viéndose tan enredada como un "mafá". Y luego se puede incluso poner peor: quien resulte electo lo será por una cifra ridículamente baja, lo que garantizaría ingobernabilidad en un momento en que más que nunca se necesita del consenso nacional para evitar el caos, o la aparición de la violencia como medio de salir del presente estado de corrupción en que existimos.
Los debates
Escribí las glosas anteriores antes del primer debate presidencial y que procedo ahora a comentar, someramente.
A mi entender, eso no fue un debate de ideas; fue una especie de concurso para determinar como lucía cada cual mientras evadía responder concretamente a lo presentado. No sé quién "ganó" el "debate" pero se quien perdió: Panamá.
Ninguno de los candidatos a presidente expresó interés en reemplazar al estado clientelista, ni propuso hacerlo.
Ninguno indicó como es posible gobernar a un país donde la corrupción está institucionalizada, con un esquema burocrático basado en el clientelismo, el despilfarro, el hurto de fondos estatales y un sistema judicial diseñado para garantizar la impunidad del corrupto y la imposibilidad de judicialmente detener efectivamente a la corrupción.
Los exponentes se limitaron a prometer cambios pero sin explicar el como, el con que, el cuando y el con quienes.
Desde absolutas locuras, como garantizar $3,500 millones para salvar a la Caja del Seguro Social, hasta asegurar que se puede hacer un omelette sin romper los huevos, todos los participantes en el debate evadieron explicar como pretenden enfrentar la realidad de una república forzada por la corrupción a contratar deuda para pagar deuda y así balancear su presupuesto clientelista. Ni Maribel Gordon, quien por poseer una base ideológica resulta la más preparada en cuanto a sustentar un argumento, podría responder satisfactoriamente a las preguntas planteadas en el corto espacio permitido para responder. Demasiados temas, demasiadas complejidades que exponer y analizar, todo en el imposible lapso de un minuto.
Me parece patético ver como luego se hacen análisis para determinar triunfadores, como si la elección fuese un concurso de belleza. Ninguno de los candidatos aparenta tener la menor idea de cómo efectivamente enfrentar y sustituir a la realidad representada por el corrupto paradigma administrativo que rige y controla a nuestra República. Por esa razón prefiero exclusivamente apoyar a “VAMOS” en su noble intento de rescatar y sanear al Órgano Legislativo. Con la inhabilitación de Martinelli se evitó un peor desenlace en el Ejecutivo, pero eso no ha resuelto el problema central: sustituir al esquema y sistema corrupto imperante que, a través de la obsoleta partidocracia tradicional y su base clientelista, impide el eficiente y honesto desarrollo de nuestro país. Y luego de ver este "debate", una audición para determinar quién es el más confiable para mantener el "status quo", creo que lo único que nos queda es tratar de rescatar a la Asamblea Nacional.
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