Responder a la movilidad climática significa encontrar soluciones pragmáticas que se consideren a corto y largo plazo, evitando situar el movimiento de personas únicamente en el ámbito de los problemas, sino proponiendo respuestas adaptativas positivas.
Según estimaciones del Banco Mundial, para el año 2050, hasta 17 millones de personas podrían ser desplazadas internamente en México y Centroamérica. En América Latina y el Caribe, aumentando el interés sobre cómo el cambio climático puede dar origen a movimientos poblacionales.
En la región cada vez y con más frecuencia se da la migración y desplazamientos por riesgos climáticos. Se espera que ambos fenómenos aumenten impactando sobre el desarrollo humano de América Latina y el Caribe.
El carecer de la comprensión detallada de qué área y qué poblaciones serán las más afectadas limita la implementación de políticas públicas.
La realidad es que los factores que impulsan la movilidad climática son altamente complejos, y que la calidad y cobertura de los datos es altamente desigual. El creciente desafío para América Latina y el Caribe, es ¿cómo las instituciones prevén la movilidad climática, ¿cómo podrían integrar esto en la planificación de la adaptación y cómo están respondiendo a estos desafíos? Varios gobiernos están integrando la movilidad humana en sus contribuciones nacionalmente determinadas y sus planes nacionales de adaptación.
Un conjunto más pequeño de países está probando enfoques para abordar la movilidad climática, reconociendo a las poblaciones migratorias como personas en riesgo. Por ejemplo, Colombia está a punto de aprobar la primera ley de “movilidad climática” del mundo, proponiendo un registro unificado de desplazamiento climático y asignando responsabilidades a ministerios y agencias específicas. Barbados y Cuba hasta Brasil, Panamá y Chile, están explorando cómo reubicar a las poblaciones en riesgo, desde áreas como las costas, regiones propensas a la sequía e inundaciones.
Es indispensable contar con los datos actualizados y un marco básico para la evaluación de posibles puntos críticos de movilidad climática. Anticipar dónde es probable que ocurra el desplazamiento, la migración y la reubicación y qué poblaciones se verán afectadas es una parte vital de la planificación. La movilización climática, es un hecho en nuestro país y amerita que todos seamos conscientes de ello.