Tratar de entender lo que ocurre en la tierra de Bolívar es un poco atrevido y mucho más si debemos dar un pronóstico de lo que puede ocurrir dentro de 2 semanas en las generales en la Nación donde se paseaba Simón Díaz, al compás de Caballo Viejo. “La suerte está echada”, decía un ex chavista en la parroquia 23 de enero en Caracas, al inicio oficial de la campaña la semana pasada.
Tenía razón, porque no veía desde el año 1999, una campaña tan crispada y de alta confrontación como la realizada en ese año, entre un Maduro, sin desgaste y un Juanito Guaido, que surgió de la nada con fuerza y como una esperanza pero que al final fue todo un fracaso. Hoy tenemos al mismo Maduro, con un mayor desgaste político, pero con las manos abiertas por las sanciones impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea y a la dupla de María Corina cargando a Edmundo González. Esta arena política se ha caracterizado por dos escenarios que cada bando trata de explotar a su máxima expresión. Los mítines y concentraciones de calle y el uso de las redes como medio de propaganda electoral.
Ambos lados, realizan casi a la vez y en el mismo horario concentraciones, desfiles, caravanas en donde se ve a un Maduro haciendo un esfuerzo extra para llenar las expectativas como heredero de Hugo Chávez y por el otro, se observa a Edmundo y a su soporte político, la dama de la persistencia electoral, sudando la gota gorda hasta quedar en los 2 o 3 kilómetros del recorrido casi al borde del colapso totalmente deshidratados. Pero eso sí, ambos lados han garantizado que sus equipos mediáticos, con apoyo de los canales que ambas campañas pagan y financian, hayan hecho el trabajo. Así usted, ve que en redes y televisión las concentraciones de la Oposición son “monstruosas”, pero en las calles, el chavismo demuestra músculo electoral.
En redes, programas por YouTube no hay duda que la Oposición va a ganar las elecciones, pero en el terreno electoral de calle el Chavismo se adscribe a la victoria por la medición masiva y voto duro. Así las cosas el enorme apoyo popular que se dice existe a favor de María Corina, porque Edmundo no marca ni la raya, no es real sino mediático y esto no permite en la claridad de los números “dibujar escenarios claros” a juicio de analistas internacionales, tesis en la cual coincidimos. No veo en esta ocasión, que más de 20 años de revolución queden sepultados en las urnas con un triunfo de la oposición. Les doy dos datos: de 10 candidatos, 9 firmaron el reconocimiento de resultados, menos María Corina y Edmundo y desde la semana pasada Maduro está en conversaciones con EE.UU.
