- viernes 19 de agosto de 2022 - 12:00 AM
Presión social
Luego que el reducto liberal colombiano germinara en Panamá, la guerra fría sirvió como caldo de cultivo para pequeños espacios ideológicos sembrados durante la lucha diplomática contra los EE.UU. por la soberanía nacional y el Canal.
Paradójicamente, fue la misma presencia yankee, por casi un siglo, la que eclipsó a los panameños en cuanto al modelo económico y cultural. En el año de 1925, se produce un estallido social, producto del aumento desproporcionado de la renta de los caseríos donde vivía la clase pobre en las ciudades de Panamá y Colón.
Dicho aumento se originó, a través de la Ley n°29 que aumentaba el precio de los alquileres entre un 25% y un 50%.
El Movimiento Inquilinario de 1925 fue el primer gran estallido social de Panamá durante su era republicana, trayendo consigo la intervención de las tropas estadounidense acantonadas en la zona canalera.
Para entonces, el presidente era Rodolfo Chiari y el alcalde de Panamá, Mario Galindo. De esos enfrentamientos, entre los ciudadanos civiles y la Policía Nacional, surgieron los primeros movimientos de presión social en el istmo, siendo Acción Comunal el que mayor predominancia tuvo; y del cual han sobrevivido algunos de sus principios bases, representados en la estructura de su raíz política, el Partido Panameñista y sus distintas corrientes, a lo largo de casi 100 años. Lo que ocurrió en Panamá en el mes de julio pasado por el costo de los combustibles, los alimentos y los medicamentos, no es novedad.
En los 119 años de vida republicana, el pueblo panameño ha sabido defender sus derechos ciudadanos, frente a los proyectos políticos y económicos de las clases dominantes. Monopolios y oligopolios protegidos desde el poder del Estado, han sido replanteados sobres las bases del derecho democrático. Los panameños entienden bien, que su sistema, con errores y aciertos, resulta más favorable que los modelos importados.
Hoy, ni la izquierda ni la derecha son el problema, los enemigos que enfrenta el país son el populismo y la corrupción.
PERIODISTA