• sábado 13 de julio de 2024 - 12:00 AM

¿Por qué no se calla?

En la historia diplomática del continente americano, será difícil olvidar aquel momento en que el rey Juan Carlos dejó mudo y absorto al difunto Hugo Chávez, cuando bruscamente le interrumpió su perorata ante la reunión de los Jefes de Estado de la que era anfitrión, para espetarle aquel sonoro ¿Por qué no te callas?

Desde luego, el exabrupto del Jefe del Estado español excedió las más elementales reglas de la cortesía, especialmente, por cuanto fue dirigido a su anfitrión. Nunca se aclaró que lo llevó a ese punto de exasperación, aunque se especuló que la provocó la reiterada práctica de Chávez de pontificar sobre asuntos ajenos, y hasta muy alejados de su incumbencia.

Una de las reglas más citadas en las relaciones internacionales y en muchos de los instrumentos que las regulan, es aquella que advierte y prohíbe la “injerencia en los asuntos internos de otros estados”, como puede comprobarse, por ejemplo, en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en su artículo 18, que lo expresa así:

“Artículo 18.- Ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho a intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro. El principio anterior excluye no solamente la fuerza armada, sino también cualquier forma de injerencia o de tendencia atentatoria de la personalidad del Estado, de los elementos políticos, económicos y culturales que lo constituyen“.

Entre las prioridades de nuestra política exterior, por su inmediata cercanía, es importante que mantengamos con Costa Rica y Colombia relaciones armónicas, basadas en la cooperación y el respeto mutuo, pero muy especialmente con la antigua Nueva Granada (Colombia), para encontrar soluciones conjuntas a la crisis migratoria.

De tiempo en tiempo, desde que, soberanamente, decidimos cortar la desventajosa, para nosotros, vinculación Colombia, ha aparecido algún nostálgico trasnochado que, sin sentido de la historia, todavía lamente “la pérdida de Panamá.” De esos cada día quedan menos; por eso es más extraño que su actual mandatario, al que hay que suponer una persona educada, asuma actitudes poco respetuosas de nuestra soberanía y de nuestro inalienable derecho a tomar las decisiones que estimamos mejor convienen al interés nacional.

Ante esa realidad, sería prudente que, con diplomática cortesía, pero con firmeza, de Jefe de Estado a Jefe de Estado, al señor Petro se le advierta que no puede, ni debe, tratar de desviar la atención de sus gobernados, de los problemas con que ellos lo confrontan, cada vez con mayor frecuencia, con referencias a asuntos que son de nuestra exclusiva incumbencia y decisión como Estado soberano.

Últimos Videos
comments powered by Disqus