• martes 07 de septiembre de 2021 - 12:00 AM

Perniciosa adicción a la información desinformativa

El hípico no juega a ciegas, ni apuesta guiado por pálpitos, pues de seguro que perderá los dos dólares ‘bien suda'os'

El hípico no juega a ciegas, ni apuesta guiado por pálpitos, pues de seguro que perderá los dos dólares ‘bien suda'os'. Sabe que de vez en cuando sale un ‘palo loco', y que para acertarle al ganador debe examinar con atención toda la información del programa de carreras, sin negarle importancia a ‘los datos' extraoficiales.

Hoy quisiéramos saber cuánto más durará la pandemia, pues no urge volver a la vida normal. Sólo que estamos enfrentando un problema tan complicado, agravado por su impacto en la economía nacional, que por más meritoria que pueda resultarnos la fuente que se nos ocurra consultar, ninguna nos ofrecerá la respuesta buscada.

Ya notamos síntomas de desesperación en el empleador y el trabajador; en el estudiante y el docente, y en todo el personal médico y de seguridad, porque con todo y lo difícil que estaba antes la vida, nada parecido a lo que vivimos en esta pandemia. Mientras tanto, pacientemente debemos prepararnos física y mentalmente, y afrontar esta crisis de la mejor manera posible.

De seguro que en esa espera nos llegarán por montones, informaciones que se ajustarán a la visión pesimista u optimista con la que nos interese vernos ante el problema. Como suele ocurrir muchos seguirán enfocados en que busquemos responsables, y no para prepararnos para los cambios que traerá ‘la nueva normalidad'. Estamos en la libertad para culpar al gobierno en pleno, y hasta para pensar que estamos pagando la iniquidad humana, porque ya hace rato que colmamos la paciencia del Dios de los cielos.

La pandemia ha hecho muy permeable el entendimiento y el sentimiento de las personas a las ideas negativas que circulan en las redes sociales. Miles de personas se sienten bien creyendo que las vacunas no curan, que el COVID es artificial; y que la cuarentena fue una medida que no se compadecía con el rigor de la crisis.

Tampoco nadie puede obligarnos a buscar ganas de seguir luchando por los sueños que quedaron ‘en pausa'. Estoy matriculado en la tendencia que se esforzará por distanciarse de toda información que propague la desesperanza, porque quiero ver un futuro promisorio para nuestros jóvenes.

ABOGADO

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