- viernes 09 de diciembre de 2016 - 12:00 AM
Al pasado, pisado
Los relojes para buceo –con sus agujas sobredimensionadas y bisel giratorio-, se han hecho populares; están tan de moda, que incluso los utiliza mucha gente que no sabe nada de buceo…o que ni siquiera sabe nadar. Sin embargo, hay un mar en cuyas honduras nos lanzamos casi todos nosotros, y para el que no se necesita de un reloj resistente a las presiones marinas: ‘el profundo mar de nuestros errores', y peor aún, en ‘el profundo mar de los errores' ajenos ¡para echárselos en cara! Sin embargo, si el propio Señor ‘echa en lo profundo del mar TODOS nuestros pecados', ¿quién soy yo para jugar a ser buzo, hundirme en el mar de mis culpas o para ‘juzgar a mi hermano' por las suyas? Tanto el sentido de culpa como señalar las ajenas, son síntomas de falta de perdón; y esa enfermedad es como una gangrena que nos va pudriendo y se refleja en actitudes como la amargura y el enojo espontáneo, así como en úlceras, erupciones en la piel, insomnios, y más. Si Dios no ‘hace más memoria de nuestros pecados', de nuestros fracasos, de nuestros errores, de nuestras frustraciones, y los ‘echa en lo profundo del mar': ¡dejémoslos allá como barcos que naufragaron y resulta imposible rescatar! Es el paso en la dirección correcta para tener un día…una vida en paz, optimista, saludable y positiva. Además, ‘Dios nos perdonará, así como nosotros perdonamos'. ¡Vamos!, al pasado, pisado. Hoy es el mejor día para perdonar y perdonarnos, para recibir perdón, para ser feliz: ¡y demostrarlo!