- miércoles 18 de junio de 2025 - 5:00 AM
Panamá necesita más cambios en derechos humanos
Panamá es nuestro país, una nación que crece comercialmente y en muchos ámbitos, pero enfrenta grandes deudas pendientes en materia de derechos humanos. Si bien se han logrado avances importantes en los últimos años, la discriminación estructural, la desigualdad social, la violencia de género, y la marginación de comunidades indígenas y migrantes siguen siendo heridas abiertas en nuestro tejido social.
Hoy, más que nunca, urge dejar de ver los derechos humanos como un tema exclusivo de abogados, activistas o instituciones internacionales. La defensa de estos derechos debe ser una causa ciudadana. Esto ha hecho que crezca esa necesidad de convertirnos en agentes de cambio, personas conscientes, comprometidas y activas, que transformen la realidad desde lo local hasta lo nacional.
La violencia contra las mujeres no puede seguir siendo un titular rutinario ni un problema ignorado por falta de voluntad política. Los pueblos indígenas no pueden continuar siendo marginados en sus propias tierras, y los migrantes que cruzan la selva del Darién merecen dignidad, no indiferencia.
Asimismo, las personas LGBTQ+ aún enfrentan discriminación en espacios educativos, laborales y familiares, muchas veces bajo el silencio cómplice de una sociedad que aún no termina de aceptar la diversidad.Ser agente de cambio no requiere tener un cargo público, una cuenta con miles de seguidores o un micrófono.
Ser agente de cambio implica educarse, cuestionar, denunciar, apoyar, y actuar; es compartir información veraz, sumarse a campañas de concienciación, exigir a las autoridades transparencia y rendición de cuentas, pero también es escuchar a quienes han sido históricamente silenciados.
Panamá cuenta con valiosas organizaciones que trabajan día a día por la equidad, pero se necesita del apoyo activo de la ciudadanía.No basta con indignarse desde la comodidad del hogar o las redes sociales. El verdadero cambio se construye en las aulas, en los barrios, en las calles y en los espacios de decisión. Defender los derechos humanos es, al final, defendernos a todos.