- viernes 27 de diciembre de 2024 - 8:50 AM
Navidad con un presidente de Estados Unidos
Gracias a las investigaciones del ingeniero Juan Cardona Conte hoy narramos esto: “La Navidad de 1912 fue memorable en Panamá. El 24 de diciembre, durante la Nochebuena, el presidente Belisario Porras recibió al presidente de Estados Unidos William Howard Taft, quien se encontraba de visita en el país para inspeccionar los avances de la construcción del Canal de Panamá.
Para honrar al distinguido visitante, el presidente Porras organizó una gala en el Teatro Nacional, donde se ofreció un brindis y Taft compartió con miembros del gobierno panameño. Este acontecimiento fue muy difundido por la prensa nacional e internacional, destacando la relevancia de la visita en el contexto de las relaciones bilaterales y la construcción del Canal.
Al día siguiente, el presidente Taft partió hacia Estados Unidos a bordo del acorazado USS Arkansas, escoltado por el USS Delaware.
En esa época, la aviación aún estaba en sus primeras etapas de desarrollo, con biplanos de madera, y no existía la aviación civil. En la ciudad de Panamá, los periódicos de la época relatan que la Navidad se celebraba con gran entusiasmo. Todas las clases sociales, tanto ricos como pobres, esperaban con ansias la fecha y se preparaban con anticipación. Las festividades comenzaban después del mediodía del 24 de diciembre.
En 1912 no existían la tradición del árbol de Navidad ni se conocía a Santa Claus, figuras que fueron introducidas después con la influencia cultural estadounidense durante la construcción del canal. Aquella Nochebuena de 1912 fue especial, con la presencia de un mandatario de Estados Unidos compartiendo con los panameños, en un país lleno de esperanzas y optimismo ante la inminente finalización del Canal de Panamá. Faltaban dos años para la culminación de la obra.
En aquel entonces, la entrega de regalos era una costumbre arraigada, y según la tradición, el Niño Dios era el encargado de traerlos. Los nacimientos eran otra tradición navideña presente en los hogares, y las iglesias exhibían representaciones con establos y pesebres que atraían a numerosos visitantes.
A la medianoche del 24, se celebraban misas en todas las iglesias católicas de la ciudad, y tras la ceremonia, las familias se reunían para la cena navideña. El plato principal en estas cenas no era el pavo, una tradición estadounidense, sino la lechona, que ocupaba un lugar central en la mesa panameña. Además, los tamales y las salchichas eran muy populares, y no podían faltar los dulces al estilo francés. En Navidad, se preparaba un dulce especial de gran tamaño y varias capas.
En las clases altas, se bailaba tango y foxtrot durante las fiestas navideñas, mientras que el pueblo disfrutaba del tambor, un ritmo que podría asemejarse al Tambor de la Alegría, una pieza musical de 1918. Los niños recibían sus regalos el 25 de diciembre, y entre los obsequios preferidos se encontraban tambores y cornetas, los que contribuían a que las Navidades en Panamá fueran bastante bulliciosas.
Así transcurría la Navidad hace 112 años. Aquella Nochebuena de 1912 fue especial, con un presidente estadounidense compartiendo con los panameños, en un país lleno de esperanza y optimismo ante la inminente finalización del Canal de Panamá.” Hasta aquí la cita del ingeniero Juan Cardona Conte. Y miren cómo son las situaciones del destino.
En 1912 celebramos la Navidad con un invitado de lujo en Panamá y ahora, en plena Navidad un presidente electo lanza palabras inapropiadas sobre el Canal de Panamá. Eso me recuerda cuando el mundo se unió en 1973 para vetar a Estados Unidos. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidos se reunió en marzo de ese año para tratar el tema del Canal. De los 15 miembros que componían el consejo, Estados Unidos vetó la resolución de la causa panameña, Reino Unido se abstuvo, sin embargo, los trece países restantes apoyaron la resolución a favor de Panamá.
El consejo se reunió en Panamá y entre los países que más apoyaron a Panamá estaban Cuba y la República de China Popular. A partir de ese momento surgió una frase de, Estados Unidos vetó a Panamá, pero el mundo entero vetó a Estados Unidos. Ahora, el mundo entero está vetando las locuras de Donald Trump. Luego de ese encuentro el general Torrijos inició, con más fuerzas, la cruzada mundial de “yo no quiero entrar en la historia... yo quiero entrar en la Zona del Canal. Abrazos y continuamos desgranando la historia.