Actualmente en donde las Tecnologías de Información y Comunicación se encuentran a la orden del día y al acceso inmediato con solo un click. Podemos encontrar principalmente en las redes sociales infinidades de acontecimientos que se van replicando usuario tras usuario de manera exponencial. Es necesario tomar en cuenta que muchos de estos acontecimientos no son verificados con ningún rigor investigativo.
Compartir información con criterio, exige tiempo y esfuerzo, por lo que, es más rápido y sencillo compartir una noticia por el titular que hacerlo después de haber leído completamente el contenido. Según una investigación de la Universidad de Columbia, 6 de cada 10 personas no leen lo que comparten a sus contactos. Cuantas veces hemos recibido información falsa mediante medios de difusión masiva, la gran mayoría de las personas se dejan impresionar con el título de la publicación y ni siquiera le prestan importancia al contenido, si tiene algo que ver con el título o no.
Entendiendo que casi nadie lee lo que comparte en redes sociales, por la necesidad de llamar la atención a los demás, ya que, según investigaciones de la Universidad de Texas, el simple hecho de compartir información eleva la percepción del conocimiento de los demás usuarios, en pocas palabras, demostrarle a los demás que tenemos una serie de conocimientos de un tema que, en realidad, no tenemos.
La sociedad poco a poco se ha ido convirtiendo en impacientes cognitivos, con una capacidad para procesar la información muy limitada. No hay tiempo para leer porque compartir es mejor. Para comprender lo que se lee, requiere tiempo, capacidad reflexiva y sentido crítico.