Molinete lanza un puñete y aturde a kid Pereirón, quien se desplaza como trompo por el cuadrilátero. Saca fuerzas y le mete una combinación a su contrincante, con un jab de izquierda y un severo upper cut.
Kid Pereirón intenta amarrar, sin mucho éxito, al molinete, pero el peleador callejero se le escabulle.
Molinete le da un golpe bajo, le dirige improperios a Pereirón, que tiene cara de árbol de peras cuando lo remecen, y le escupe el rostro.
El árbitro le llama la atención y detiene el combate, mientras desde las gradas del gimnasio del payasón se oyen gritos de vendepaila contra el molinete, en cuya esquina sobresale un grupo de 5 gatosaurios. El árbitro asume la pelea y le prohíbe al molinete proseguir en modo insultante. El boxeador le saca la lengua y lo desafía a pelear en Bugaba.
Se desespera el árbitro, está desorientado y quiere usar el bar o ir al bar. Pero del público le gritan que no está arbitrando un juego de fútbol.
Pereirón está cabizbajo y recuerda a su abuelo nacido hace 90 años.
La comisión de boxeo logra la reanudación del combate cuando suena la campana de terminación del primer asalto.
En el receso, kid Pereirón pone al frente de la escuadra a pura chiquilla: estudiantes de Psicología, una trompetista, una especializada en espalda y otra en literatura. Molinete estornuda.
Prepárense para el siguiente asalto.