- lunes 07 de octubre de 2024 - 12:00 AM
El pasado 1º de octubre asumió la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos la señora Claudia Sheinbaum Pardo, política, científica y académica, primera mujer que llega a tan alta posición, lo que nos regocija a todas. De padres judíos askenazi y sefardí, de origen lituano y búlgaro, tiene un respetable currículum académico de estudios en física, ingeniería eléctrica y la vinculación de la energía y el cambio climático, entre otros muchos temas relacionados.
Es muy reconfortante ver que una mujer, sin ser la esposa de ningún expresidente o político relevante, llegue a una posición tan alta --en un país que siempre se ha mostrado como machista--, por sus propios méritos, su militancia política y su compromiso con la población. No voy a entrar a cuestionar sus vínculos con el presidente saliente, López Obrador. Seguí con mucho entusiasmo su toma de posesión en vivo a través de la televisión, que se vio alterada por los bombardeos que sufrió Israel en los momentos precisos en que se desarrollaba el acto. También he leído sus compromisos y me gustaron mucho tanto su indumentaria como su lenguaje corporal en la larga ceremonia que se verificó en la capital de México. Es muy importante que ella lo haga bien, porque de esa manera a todos los mexicanos les irá bien, y, por ende, a las mujeres del mundo nos irá bien.
En otros países del mundo también hay y ha habido mandatarios que son mujeres, y seguramente no la han tenido fácil. Todos recordamos a la alemana Angela Merkel, y la israelí Golda Meir que, en su momento, fueron actrices importantes en la geopolítica mundial. Estamos ante la posible elección de una mujer como presidente de Estados Unidos y en esta ocasión, sin vínculos maritales con un expresidente. Será muy interesante ver cómo, los dos países que más peso tienen en el norte del continente americano son dirigidos por mujeres.