- jueves 10 de octubre de 2024 - 12:00 AM
La ciudadanía no parece percatarse del vandalismo politiquero y económico, tanto de muchos dirigentes de partidos políticos, funcionarios de alta jerarquía, comerciantes inescrupulosos y presuntos inversionistas o empresarios.
Tampoco parece percatarse de la privatización de la cual está siendo objeto la estructura social y económica, los servicios básicos, fundamentalmente.
Años de venir privatizando la educación. Algunos servicios de la Caja de Seguro Social (CSS). También la salud en general, la cual se convierte en una mercancía al servicio de médicos inescrupulosos y farmacéuticas. Pareciera que hasta al IDAAN tienden a llevarlo por el mismo camino.
Nuestra generaciones prácticamente nacen esclavizados, al servicio del capitalismo, como simples empleados sin mayor futuro, así como de la tecnología, convirtiendo a nuestra parentela en humanoides o zombis, casi sin capacidad de realizar operaciones matemáticas mentales.
Ahora, pretenden concentrar todos los servicios médico/hospitalarios en la Ciudad de la Salud, aún a sabiendas que uno de los problemas principales de los usuarios es el transporte.
Pacientes que llegan a media noche para esperar una cita, sin embargo pareciera importarles poco a quienes administran, situación altamente conocida por todos.
Bajo el concepto de que el gobierno anterior hizo estragos con los recursos del Estado, pretenden dejar a más de 200,000 estudiantes sin las becas obligatorias para continuar estudios.
Engloban otra verdad a medias, para mantener nuestra población sin educación ni interés en superación profesional. Una exagerada irresponsabilidad de quienes administran, si primero no atacan el problema de raíz, que es recoger aquel dinero de todos los “auxilios económicos” o peculados, en el menor tiempo posible.
Igualmente, encausar a aquellos que autorizaron, procesaron y firmaron documentos violatorios a las disposiciones reglamentarias, es decir, hacer las investigaciones necesarias, de todos, y llevarles al Ministerio Público.
Ahora, al parecer, se están promulgando decretos para rebaja de penas, a quienes han sido condenados por apropiarse de bienes o recursos del Estado. De hacerse efectivo pudieran convertir a Panamá en el país más corrupto de América. Dios te salve, Panamá.
La verdad os hará libres, pero el silencio, cómplice.