La libertad de expresión tiene que ser sagrada

Hace poco el presidente José Raúl Mulino reiteró el compromiso de Panamá con los principios y postulados de la Declaración de Chapultepec. Es un documento que nació a principios de la década del 90 en la ciudad mexicana del mismo nombre. En ella los gobiernos signatarios prometen y se obligan a defender las libertades de pensamiento, expresión y prensa. Panamá se adhirió a la declaración en los últimos meses del presidente Guillermo Endara Galimany y desde 1994 a la fecha todos los mandatarios han hecho lo propio. ¿Qué se busca con este acuerdo que coordina y empuja la Sociedad Interamericana de Prensa? Veamos lo establecido en su preámbulo.

“No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de esta no es una concesión de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo. Toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos. Las autoridades deben estar legalmente obligadas a poner a disposición de los ciudadanos, en forma oportuna y equitativa, la información generada por el sector público. No podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información. El asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones, la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la destrucción material de los medios de comunicación, la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores, coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad.

La censura previa, las restricciones a la circulación de los medios o a la divulgación de sus mensajes, la imposición arbitraria de información, la creación de obstáculos al libre flujo informativo y las limitaciones al libre ejercicio y movilización de los periodistas, se oponen directamente a la libertad de prensa. La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y equidad, y a la clara diferenciación entre los mensajes periodísticos y los comerciales.”

Sin duda esta declaración contiene preceptos muy importantes para el fortalecimiento de la libertad de prensa. El asunto es si los gobiernos cumplen o se trata de una suscripción protocolar. No tengo dudas que el presidente Mulino sabe y valora lo que significa para la democracia un derecho tan elemental. Abrazos y feliz martes nublado.

Docente universitario