- lunes 08 de abril de 2024 - 9:31 AM
La demagogia pone en peligro operación del Metro
Antes de abordar el tema central comento esto... Una persona, de esas que andan con el ojo de telescopio me llamó. La conversa tuvo como epicentro las manifestaciones diversas de las campañas. El ciudadano, con pruebas fotográficas, destaca que no se explica cómo ve las mismas caras en concentraciones en San Miguelito, La Chorrera, David, etc. Le dije que eso forma parte de la estrategia de propaganda y solo los partidos con mucho dinero lo pueden hacer. Son personas conocidas como portátiles. Algunas se mueven por esa lealtad al partido... otras por lo que le dan. Por ejemplo, recuerdo que en varias concentraciones donde fui asesor de campaña la gente del interior, con tal de venir a la capital, abordaban los buses. Su intención primaria no era apoyar al candidato, ni al partido que los movilizaba... Ellos pensaban más en conocer la capital y de paso irse de compras a los centros comerciales. Pasaba lo mismo cuando se editaban las fotos de concentraciones donde, de forma muy estratégica se repetían los mismos ángulos para dar la sensación de un mar de gente. Si uno buscaba una lupa podría encontrarse con las mismas caras repetidas en la foto. Ahora, con la tecnología, es fácil hacer ese trabajo de edición. Como la gente anda aún en pañales se traga el anzuelo.
Ahora, sí, vamos al plato fuerte. La primero, es lo primero. Debo reconocer la importancia de la construcción de la primera línea del Metro. Fue durante la administración de Ricardo Martinelli. Con esa misma fuerza de los aplausos debo admitir que lo hecho con las manos lo destruyó con los pies. La inauguración se dio en las postrimerías de la campaña presidencial. Faltaba un mes para las elecciones de mayo de 2014. En ese momento las encuestas daban como ganador seguro a su delfín José Domingo Arias. Y vino lo que mantiene enferma a esta sociedad. Lo que se desarrolló, de forma exponencial durante los 21 años de la dictadura militar. Martinelli quiso emular a Torrijos con aquello de... quién da cariño... recibe cariño. Todavía no conocíamos a cuánto pondrían el costo del pasaje en el Metro. Muchas personas estaban convencidas de que el precio justo era un dólar. Con ese precio los administradores tendrían el dinero para el mantenimiento adecuado; le evitarían otra carga financiera al gobierno y de paso les quedaría para el ahorro.
Con claras intenciones de asegurar el triunfo la administración de Martinelli se salió con otras de sus locuras. Anunció que el precio sería accesible para el pueblo. No sé si fue antes o después de las elecciones, pero el precio lo fijó en 35 centésimos, casi igual a la tarifa de los metrobuses. Para ese tiempo coqueteó con los educadores para reafirmar la victoria de mimito Arias. Junto con la ministra de Educación se salieron con un aumento escalonado de 900 balboas. En ese momento, y con el análisis financiero de la nación, ¡pegué el grito al cielo! ¡Vaya demagogia barata! En ese momento, cuando ya comenzaban a aflorar los huesos esqueléticos de las vacas flacas, el loco se sale con esa ñamería. Cuando tú le aumentas a los educadores no hablamos de cien o mil personas... La cifra redonda anda por los 50 mil colaboradores de la enseñanza. Ese aumento desproporcionado, hecho al calor de la demagogia, representaría al mes 45 millones de dólares, lo que les haría un hueco financiero a las administraciones venideras. Claro que me dirán que no era de tajo, que sería escalonado. ¡Vayan y pregúntenles a los gobiernos que vinieron después de la locura los enredos que encontraron con estas salidas demagógicas! ¿Tienen derecho los educadores a un aumento como ese? Claro...eso y mucho más, pero hay que arroparse hasta donde lo permita la manta.
Con el precio actual del pasaje del metro solo da para costear los gastos de mantenimiento en un 50 por ciento... ¡Y volvimos con los subsidios que hoy son suicidios financieros! Y ese clientelismo no es de ahora; lo heredamos, con más fuerza de aquel que decía... yo no quiero entrar a la historia... quiero entrar al canal de Panamá. Un informe periodístico destaca que el metro costó 2.000 millones de dólares y cubre un recorrido de 13,7 kilómetros (8,5 millas) Y con el metro construido por Varela se repitió la misma historia de la locura... Un pasaje bajo, 50 centésimos, pero con un recorrido mayor... 21 kilómetros y 16 estaciones. Ambas obras se inauguraron al calor de las elecciones y por esa razón sus precios. Si Varela lo hubiese puesto a un dólar el pueblo le caería encima al hacer la comparación con el precio de Martinelli. ¡Demagogia de la barata, pura y dura!
DOCENTE UNIVERSITARIO