- sábado 24 de agosto de 2024 - 12:00 AM
No cabe la menor duda que desde el hundimiento de la dictadura militar, Panamá conoce y vive una prolongada crisis de valores que nos impide determinar ¿cuál es el o los valores más importantes que debemos instituir?.
Nuestro problema fundamental continua siendo de naturaleza política. Todos los gobiernos que se han sucedido en el poder los últimos 34 años, en su afán de lograr “el funcionamiento normal y rutinario” del Estado, han venerado la Constitución Política de 1972, símbolo del autoritarismo y totalitarismo, que el pueblo supo combatir a los gritos de “Democracia-Justicia-Libertad”.
En el fondo, lo que nos ocurre es que se nos ha impedido- por diferentes mecanismos- institucionalizar la libertad política. Estamos hablando de la necesidad de instituir una real, efectiva y transparente libertad política que elimine la interminable cantidad de obstáculos existentes en nuestro medio que impiden el actuar de la voluntad responsable de los ciudadanos.
Aclaro, que me identifico con Fernando Savater cuando nos enseña que: “Al hablar de libertad no me refiero a nada especialmente místico, sino a la autonomía de los individuos en la colectividad para establecer y revocar leyes, elegir y deponer a los gobernantes, disfrutar de garantías jurídicas y de la posibilidad de explorar por cualquier medio no lesivo para otros la plenitud de su subjetividad”.
Debemos consolidar los pasos, mecanismos y procedimientos favorables a las libertades políticas. Estas nos llaman hoy más que nunca, a emanciparnos de la miseria, de la tiranía de la pobreza establecida, de la desigualdad, de la ignorancia. Para ello no podemos permitir que se continue reduciendo la función de las instituciones y servicios públicos a la defensa y protección de los privilegiados y sus privilegios.
En los días y meses por venir debemos desplegar toda nuestra energía cívica para dar, con paso firme, inicio a un proceso constituyente que nos permita alcanzar, además de una nueva y real Constitución, el poder recuperar los valores humanos que velen por nuestra dignidad.