• domingo 10 de marzo de 2024 - 9:21 AM

La importancia y el valor de la fe

Hoy tengo fe en que los panameños sabrán elegir el próximo 5 de mayo a un presidente que no le tiemble la mano para corregir el rumbo de Panamá

Según mis investigaciones en la Biblia hay más de 80 versículos donde se expresan pensamientos sobre este monosílabo. Recuerdo que cuando adolescente tenía una fijación por el número 65. Algo me decía que saldría premiado en la lotería. Tenía tanta fe que invertí lo poco que tenía en 5 pedacitos de ese número. Un domingo de 1973 escuchaba el sorteo. “¡Y la tercera cifra del primer premio es el 6!”, así de eufórico lo narraba el anunciador por la radio. Consideré que no había espacio para la duda, el próximo número sería el 5. Mi madre, durante sus más de 30 años en los caminos de Dios, aborrecía los juegos de azar. Para ella eran parte de las tentaciones diabólicas. Ahora, para el tiempo en que tuve la fe sobre el 65, ella no estaba en los caminos profundos del cristianismo. No sé qué pasó con mi fe, pero el siguiente número no fue el 5. En su lugar el narrador del sorteo anunció el 4.

¿Qué pasó con esa fe profunda que sentí? ¿Por qué me falló ese proceso íntimo donde estaba seguro de los resultados? Tal vez será que dentro de los actos de fe no debemos involucrar los eventos que no forman parte del plan de Dios.

Del evangelio de Santiago en el capítulo uno, versículo 6 encontramos… “Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento.” Es posible que en mi proceso no contaba con la seguridad plena y en el camino permití que se introdujera la duda. Ahora, también es correcto que Dios nos pone a prueba para ver hasta donde es nuestro compromiso con él. El ejemplo más abundante lo tenemos en el libro de Job. ¿Quién de nosotros puede jactarse de tener la confianza y la fe de este hijo de Dios? Fue sometido a las penurias y dolores más extremos. Perdió todo incluyendo la vida de seres queridos. Él formaba parte de una especie de apuestas entre Dios y el Diablo. El representante del mal estaba seguro de que Job no iba a aguantar las enfermedades y los sufrimientos. Él demostró no solo fe; su vida estaba tan ligada a Dios que contaba con la seguridad y la confianza de que al final no lo abandonaría. Fue un hombre estoico, paciente y al final el Diablo perdió la batalla… no pudo vencer a Job.

Hoy tengo fe en que los panameños sabrán elegir el próximo cinco de mayo. Estoy seguro de que el ganador será una persona que no le tiemble la mano para corregir el rumbo negativo que lleva Panamá. Una persona que acabe con el clientelismo dañino. Que elimine esa mala práctica de hacer nombramientos por agradecimientos políticos. Un candidato que frene el despilfarro existente. Con una pandemia; con ausencia de recaudaciones, este gobierno no pudo erigirse para aplicar medidas correctas. Tengo fe que vamos a tener a un presidente que persiga la evasión fiscal como se debe; que propicie la certeza del castigo; que ponga orden en los ingresos de consulados y notarías. Una persona que se atreva a reducir el tamaño de la Asamblea Nacional y que identifique muchas fuentes de fugas financieras para que la corte de raíz. Tengo fe en esa persona que acabará con asesorías y estudios innecesarios que año tras año inventan los gobiernos para favorecer a sus aliados, amigos y familiares cercanos. Anhelo las licitaciones y concursos de precios donde gane el mejor y no el que dé la coima mayor. Espero que el votante elija bien. Abrazos y feliz día de El Señor.

Catedrático universitario

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