Experiencia mata tiempo

Con la ola disruptiva de los independientes, Panamá se aboca a una nueva era política. La transición generacional de la que habló el presidente electo durante su discurso de proclamación poco después de ganar las elecciones, marcó la línea de una nueva era política, donde se definió como el último presidente de la vieja escuela.

Mientras en los Estados Unidos se debaten los liderazgos octogenarios, en Panamá se replantea bajar a 30 años la edad mínima requerida para ocupar el cargo de presidente de la República.

En cierta forma se habla de la experiencia para ocupar algunos cargos públicos, no obstante, la transición generacional a nivel global está cargada de aspectos tecnológicos que comprometen el juicio y las formas de quienes han transitado la mayor parte de sus vidas en sistemas tradicionales.

Son tiempos modernos en los que los cambios transcurren más rápido de lo habitual. Para los ochenteros y noventeros que nacieron durante el surgimiento de la era digital resultan más cómodos los cambios, que para los que crecieron en lo análogo.

No se trata solo de tecnología, sino del tiempo que transcurre entre los cambios. Cualquier cosa que se emprenda hoy, tendrá menos tiempo de vida útil. Y es que hablar de cualquier cosa que pasó en el siglo XX, resultará incomprensible para una franja generacional que desconoce el contexto y la importancia de esa misma cosa, que una vez fue necesaria.

Se habla de la falta de experiencia del bloque de jóvenes independientes que irrumpió en la cosa pública, sin embargo, resulta imposible aprender sin la oportunidad. Lo cierto es que nadie es eterno y llegó la hora del cambio generacional en la política, incluyendo el cambio de ‘chip’.

La cosmovisión de los jóvenes acerca del entorno es muy distinta a lo tradicionalmente concebido. Lo que comenzó como una desconexión del mensaje político entre una generación y otra, terminó acabando con una era, desmantelando el statu quo y con todo lo previamente establecido, políticamente.

Periodista