• lunes 10 de noviembre de 2025 - 12:00 AM

El mundo está lleno de amenazas

Aunque no lo sintamos tan cerca —porque en la ciudad capital el clima ha sido benévolo en el pasado mes de octubre—, en otras latitudes ha sido inclemente. Y en algunos de nuestros pueblos del interior la naturaleza se ha ensañado con fuerza, causando inundaciones y hasta algunas lamentables muertes.

Quien se atreva a negar que el cambio climático es un mito cae en la ignorancia y el negativismo. Esta realidad, que llegó para quedarse, solo empeorará mientras sigamos ignorándola. Otro factor que también llegó para quedarse fue la COVID, que azotó al mundo hace ya cuatro años y cuyas secuelas persisten en forma de insuficiencias, resfriados incontrolables y muchas otras comorbilidades.

En lo que respecta a la paz mundial, vimos con esperanza la firma del acuerdo alcanzado en Egipto por la mayoría de los líderes globales, con el desmedido protagonismo del presidente Donald Trump, quien había calculado que aquel gesto le valdría el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, el galardón fue concedido días antes a la venezolana María Corina Machado. Tal vez por eso el acuerdo no ha sido estrictamente cumplido y siguen produciéndose escaramuzas en la franja de Gaza.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania sigue sin visos de concluir, y el resto de las guerras en el mundo no hace más que incrementarse.

Entre las mayores amenazas globales está la ignorancia de quienes se han entregado sin pausa a las redes sociales, dejando de leer o de informarse con veracidad sobre lo que ocurre (como si no importara), y la alarmante belicosidad que muestra el gobierno estadounidense hacia Venezuela, a un tris de una acción militar que podría desestabilizar la región, como lo hizo la invasión a Panamá en 1989.

Pero, definitivamente, la mayor amenaza mundial es, sin duda, la gestión del inquilino de la Casa Blanca. Y eso lo están viviendo, en carne y en bolsillos propios, los mismos habitantes de ese país, que se ha vuelto invivible para la clase media y baja debido al encarecimiento del costo de la vida.

Entre las mayores amenazas globales está la ignorancia de quienes se han entregado sin pausa a las redes sociales, dejando de leer o de informarse con veracidad sobre lo que ocurre (como si no importara).