El impacto económico visible se refleja en la edificación de moles de acero y cemento, por una parte, y acciones que suman como el reordenamiento urbanístico, la agilización de trámites y gestiones, productividad en el sector oficial y particular, agricultura sostenible, que permita garantizar la seguridad alimentaria en el país; y por supuesto, en la industria sin chimenea: Turismo.
Sin embargo, vale la pena hacer la observación de: ¡Que bien por aquello de “manos a la obra”!, pero mal por asumir que la “burocracia” constituye la muleta permanente del Gobierno y que la negatividad sea un tatuaje en la mente y en el alma de los panameños.
Por el contrario, este es un país de oportunidades, de gente trabajadora y forzada que ha dado glorias al país y que sigue siendo referente en campos diversos. La vida no se detiene y es por eso que, los planes y proyectos que involucran mejoras en la economía de Panamá, apegados a la ley y con buen sustento paraejecución, bienvenidos siempre serán.
De paso la lupa debe estar permanentemente en el renglón de la educación, la ciencia y la tecnología, pues son pilares fundamentales para el accionar económico de Panamá, donde prime el interés de los panameños y de quienes, conviven, bajo este cielo azul desde Punta Burica hasta Cabo Tiburón y más allá.
