Ya empezó a develarse el equipo de trabajo del presidente José Raúl Mulino que supone ejecutará todo aquello que se prometió en campaña.
El voto de confianza de los panameños es la principal herramienta con que cuenta para poner en práctica un sinnúmero de proyectos que el papel y la imaginación de los publicistas durante el proceso electoral permitiendo plasmar en los diferentes instrumentos comunicaionales sus propuestas de campaña.
El listado minucioso de personas que lideran los equipos de trabajo por Ministerios e instituciones oficiales nos vaticinan que compartirán las responsabilidades del desempeño que éstos puedan hacer en un gobierno participativo de concertación nacional. Evitando con ello, que la carga por un desempeño que no llene las expectativas alcance en su totalidad al nuevo jefe de gobierno.
Repartir las responsabilidades es una estrategia brillante, pues diluye cualquier expectativa que pueda existir un poder superior detrás del jefe del gabinete, que articule la cosa pública para beneficios de un sector de la población que se matriculó en dicho proyecto de gobierno.
Los temas del Canal, la Caja de Seguro Social, el problema migratorio, la elección de Magistrados, Procuradores, y Contralor, el agua, el tema de los medicamentos, la economía, la educación, la seguridad y muchos otros temas que siguen en forma cíclica repitiéndose casa 5 años, aparecerán en la agenda gubernamental.
Medir el desempeño de los nuevos funcionarios designados, podrá ser detectados durante los primeros meses de gestión del gobierno Mulino.
Deberemos igualmente, considerar el paquete de reformas que se pretenda llevar por el Ejecutivo a la Asamblea Nacional, que sean acorde con la nueva visión del gobernante, sin descartar una reforma Constitucional.
Manteniendo con ello una relación de cordialidad con los demás poderes del Estado.
El futuro de la empresa Minera en Panamá, después de un fallo de inconstitucionalidad y su manejo apropiado, me atrevería a pronosticar será la prueba de fuego que marcará la línea donde se ubicará el señor presidente.
Es decir, si escuchará al pueblo o hará caso omiso a él, manteniendo una relación tensa desde el inicio de su mandato.
¿Quién ejercerá la función de vicepresidente? es la enigmática pregunta que sabremos después del 1 de julio cuando deba asumir el cargo el nuevo jefe de gobierno.
