Dejen que los niños jueguen

Por: Rolando Saavedra

La infancia, es la mejor época de toda la vida, quizás esta sea una frase repetida y que retumba en las memorias de muchas personas en el mundo, pero en algunos casos, la situación es otra, según la prensa latina, revela que para el 2024, en Panamá, alrededor de nueve mil 145 alumnos abandonaron la escuela, este hecho indica preocupación en diversos sectores que se ven marginados por los asuntos familiares, laborales y la economía circular.

La libertad en la niñez, es únicamente el derecho que tiene un individuo al nacer, al igual que un hogar digno, medicamentos, comida, vestido y primordialmente la educación, pero qué pasa si en los afanes de la vida acelerada y las decisiones irresponsables se suman al desorden de la responsabilidad sexual, dan como resultado, el nacimiento de niños en hogares disfuncionales, en ese sentido el crecimiento y la buena crianza quedan a la suerte, en algunos casos, niños que creen con sus abuelos, madres o padres que quedan a cargo de ellos o algún otro miembro de la familia, lo cierto es que la realidad es otra, la felicidad de los niños, se turba en el camino y la desesperación se apodera del caos familiar, causando así, el fenómeno del cual pocas personas hablan u ocultan, el estrés en la niñez y adolescencia.

En las calles de Panamá, los niños se convierten en adultos trabajadores a la fuerza, deambulando como si no tuviesen un hogar, como si el futuro dependiera de una moneda de 0.25 centavos, “un cuara” niños que muestran una imagen que causa conmoción, vestidos rasgados, las suelas de los zapatos gastadas y una mirada triste y perdida, al final del día, la suma de las monedas de 0.25 centavos “cuara a cuara” envuelven a nuestros niños y adolescentes en el ambicioso mundo incierto de las calles.

Aquí nace la deserción escolar, según la UNESCO a escala mundial 250 millones de niños no están escolarizados, esto representa más de la mitad de la población mundial de jóvenes no escolarizados, lo que ocasiona un caos socioeconómico, pobreza, desigualdad, violencia y escasez de oportunidades laborales.¿Quieres volver al pasado?

Muchas personas que hoy son profesionales, gracias a la determinación, esfuerzo y coraje, desearían con ansias volver al pasado para ser los niños que nunca pudieron ser, jugar a las canicas, competencias de carritos de latas y las famosas carreras en las charcas de aguas, luego de disfrutar del fútbol bajo la lluvia...

Muchos de nosotros podemos relativamente volver al pasado y en la actualidad, ayudar a quienes se encuentran en el flagelo de las calles, víctimas de los hogares disfuncionales, segregación y marginación social, discriminación entre otros.

Podemos erradicar la deserción escolar y el trabajo infantil en las calles, generando una educación de calidad, competitiva, empoderando a nuestros niños y adolescentes, promover la responsabilidad familiar, gobernabilidad activa en la economía creando fuentes de empleos y programas que ayuden a la transformación continua.

´La palabra libertad, nace en la mente de un niño´