• viernes 25 de octubre de 2024 - 8:10 AM

Confusión

Manuel Noriega, un cómplice que cargó con los trabajos sucios de la dictadura

Panamá atraviesa el umbral de no entender los fenómenos políticos y sociales, lo que le genera confusión.Víctima de una criminal dictadura, iniciada con Omar Torrijos, un personaje que él y hábiles trepadores vendieron como nacionalista y con motivaciones sociales, sin serlo y terminó, esa dictadura, con Manuel Noriega, un cómplice del primero, que cargó con los trabajos sucios de la dictadura y, desaparecido el primero, se vendió, él mismo, como perverso, para infundir temor y controlar el poder. Eran dos caras de la misma moneda.

Ante ese cuento de 21 años, con la invasión gringa, buena parte del pueblo concedió un perdón a priori sobre la barbarie de la invasión y se esperanzaron en que, de ahí en adelante Panamá lograría estabilizarse y gozar de un Estado funcional.Rápidamente ese anhelo fue frustrado, pasando por todo tipo de corruptelas que llegaron a su clímax en los 3 últimos gobiernos.

Esto llevó a esperanzarse nuevamente y escogieron, en elecciones nada democráticas al actual gobierno. Nada democráticas porque las elecciones son parte de un sistema hecho a la medida de partidos que son el árbol envenenado que da frutos malos.

Pero otra vez, como con la invasión, la mayoría de las minorías, que votaron por el “ganador” y buena parte de los demás votantes creyeron que iríamos a democracia. Tanto así que el ganador habló de los que ya, desde los años 80, se hablaba. Habló de Constituyente y usó la falsedad ideológica de “constituyente originaria”.

Además habló y habló de rectificaciones pero a 115 días del nuevo gobierno, algunas cosas ha hecho mas también ha cometido las mismas faltas de los anteriores gobiernos nombrando allegados cuestionados, que solo esto desdice de las rectificaciones que hablaba. Para rematar, monta un presupuesto que viola leyes, entrando en conflicto con la Asamblea, conflicto que parece estrategia para imponerlo vía Artículo 273 de la Constitución, que faculta al Gabinete aprobarlo si la Asamblea no lo vota. Pero la Asamblea, pillos duchos, lo pueden rechazar, quedando el presupuesto del 2024, con lo que los diputados controlarían.La pregunta es quién gana en esta confusión? El de Ave. Norte o el de La Alameda?

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