• domingo 19 de mayo de 2024 - 12:00 AM

Aurita...

Cuando llegué a la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá, allá por los años del 70, me encontré con unos santones del Derecho panameño: Narciso Garay, Dulio Arroyo, Checho Quintero, Humberto Ricord, Edgardo Molino Mola, Rogelio María Carrillo, Pedro Barsallo, Julio Sousa Lennox, Delia Brenes, Campo Elías Muñoz, Camilo Pérez, Eduardo Lombana, Secundino Torres Gudiño, Winston Robles y otros valiosos catedráticos. Entre ellos, sobresalía Aura Emérita Guerra De Villalaz. Maestra de escuela, madre, abogada y catedrática de Derecho Penal.

Muchos de los estudiantes, entre esos yo, la llamamos Aurita, simplemente. A ella no le molestaba lo coloquial del trato. Aurita le tocó vivir la dictadura dura y la “dictadura suave o con cariño” como decía Torrijos. Algunos colegas de Aurita no entraron a la universidad reabierta en 1969, como protesta. Entre ellos el Dr. Antonio González Revilla en Medicina, Ricardo Arias Calderón y Cecilia Alegre en Humanidades, Carlos Iván Zúñiga, Rubén Arosemena y Carlos Bolívar Pedreschi en la Facultad de Derecho.

Cuando fundé el Círculo Camilo Torres (CCT) en la Facultad de Derecho, recibí de Aurita, sonrisas cómplices y cuando fue necesario, me prestó su apoyo económico para la compra de papel y de tinta de mimeógrafo a fin de imprimir las volantes que luego distribuíamos en la Universidad.

Cuando Torrijos, a instancia nuestra, aceptó la conversa con los grupos opositores universitarios de la dictadura, aquel 14 de septiembre de 1977 para democratizar el debate de los tratados, Aurita me dijo “pide lo más, para que les den lo menos”, Barsallo me dijo que “íbamos a justificar la imposición de los tratados”, César Quintero me manifestó que los “tratados eran clavo pasaó” y Ricord, me “felicito y me dijo que era lo que se debía hacer”. En 1978, cuando yo pretendía dedicarme de lleno a los estudios pasada la Batalla de los Tratados, Aurita me convenció que no abandonara la lucha estudiantil y me lanzara a Presidente del Centro de Estudiantes de Derecho (CED) en 1978. Seguí sus consejos y fui reelegido para un segundo periodo. En el “veranillo democrático que Torrijos” abanicó, Aurita apoyó la decisión del CCT/CAN de lanzar mi candidatura a legislador independiente por la provincia de Panamá en 1980.

En los tiempos difíciles, Aurita fue mi amiga.

“Aurita me convenció que no abandonara la lucha estudiantil y me lanzara a Presidente del Centro de Estudiantes de Derecho (CED) en 1978.”
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