- viernes 27 de marzo de 2015 - 12:00 AM
Arroz con mango
Se dice que hay pocas cosas que el panameño toma en serio, una de ellas son los Carnavales, y otra es el arroz. De hecho, no existe comida completa en ningún menú nacional donde esté ausente el principal alimento del panameño.
No hay fiesta sin arroz con pollo ni sancocho que llene sin un buen plato de arroz. Es el mejor acompañante para la ensalada de papa, incluso del macarrón. Frito o sancochado, mezclado con otros granos, con vegetales, con coco y guandú; o simplemente en guacho. ¿Quién se resiste a un rico plato de arroz?
El arroz es democrático, aquí en Panamá lo comen ricos y pobres; es el más político de los alimentos, ya que no puede faltar en ninguna bolsa del PAN o en ferias libres, incluso sirve para canjear votos electorales.
No importa la fila, si el arroz es barato. Nadie duda del poder que tienen los arroceros en Panamá, ya que no importa lo que pase, la gran mayoría de los panameños se comerán un plato de arroz cada día. Arroz, pero con qué, es el dilema diario.
Ya sea sembrando, importando, contrabandeando o revendiendo, no hay forma de perder dinero con este grano en Panamá. La mafia que hay detrás de este alimento supera con creces a cualquier otra actividad lícita o ilícita.
En este preciso momento los actores del negocio del arroz están mostrando músculo al Gobierno mediante medidas de presión frente a la opinión pública, debido al tema de las importaciones. La corrupción en el arroz no es cosa nueva. Tal vez, se acrecentó en el último quinquenio producto del poder político que alcanzaron algunos actores que intervienen en todos sus ciclos.
Tanto en la producción, molino, empaque, distribución y ventas; la mafia en el arroz está presente. Este producto es capaz de generar una crisis nacional si falta en el plato del panameño. El arroz es capaz de desestabilizar gobiernos.
* Periodista
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El arroz es democrático, aquí en Panamá lo comen ricos y pobres; es el más político de los alimentos...