El 9 de agosto de 1988 compartía con algunos abogados una tenida en honor a ellos. En esos momentos el país estaba convulsionado. Los militares panameños preparaban el acto masivo para endiosar a Noriega el 12 de agosto de ese año. En esa fecha el militar cumpliría 5 años al frente de las mal llamadas fuerzas de defensa. Ya había pasado el primer intento de golpe contra Noriega ocurrido el 16 de marzo de 1988. En los momentos en que departía con los abogados lejos estaba de pensar que al día siguiente moriría en la ciudad de Miami el tres veces presidente Arnulfo Arias Madrid. De esto hablaré mañana.
Hoy es para darle el espacio a esas personas que se dedican al mundo de las leyes. Son hombres y mujeres que se la pasan comiendo tratados, códigos, decretos y resoluciones para estar al día de los procedimientos. Por allí hay alguien que siempre critica a los clientes que, por ahorrarse unos reales, contratan a cualquier pelele, lo que al final se traduce en pérdidas irreparables. Califica a estos clientes de pichicumas. Cierto es que en este mundo convulsionado aquellos casos de alto perfil no son para novatos. Hay que ponerlos en manos expertas y sobre todo en aquellos profesionales que anteponen la ética y la moral antes que una caja registradora. Es común escuchar en una reunión de abogados la frase… “tenemos que facturar.” Pareciera que una de las últimas canciones de Shakira se inspira en ellos cuando dijo… “Las mujeres no lloran… las mujeres facturan.
Y creo que la profesión de abogados es la única que tiene una tabla donde se establecen los cobros por cada servicio prestado. Algunos dicen que solo falta en ese mecanismo algo que diga… “por ver y oír cobramos tanto.” Tengo grandes amigos abogados. A ellos siempre les hablo de lo importante que es proteger al cliente y decirle siempre la verdad. A todos los que se agitan en esta profesión los invito a leerse la vida del abogado y santo Alfonso… Si tienen interés en saber más de él vayan a este enlace: https://es.catholic.net/op/articulos/61607/las-12-reglas-de-san-alfonso-para-ser-un-buen-abogado
Y dicen que son tres las profesiones que mantienen en estado de locura a la sociedad. Ellas son el periodismo, la abogacía y la política. ¡Dónde usted encienda un aparato de televisión, la radio, abra el periódico o navegue en las redes encontrará a uno de estos profesionales dando cátedra o revolviendo la olla para crear más caos! Aprovecho para felicitarlos en su día. Ellos son importantes porque ayudan a los ciudadanos a comprender y escoger el mejor camino cuando se encuentra en dilemas legales. El amigo Abel Comrie, quien es abogado, se refiere a la fecha: “Hoy se celebra el día del abogado. La fecha en particular fue escogida por razón de ser el natalicio del Doctor Justo Arosemena, acaecido en un día como hoy, pero del año 1817. A Don Justo se le reconoce mayormente por su ejecutoría cumbre para los panameños, como lo fue la aprobación por parte del Congreso de Colombia de su proyecto del Estado Federal de Panamá (1855).
Sin embargo, para los abogados su mérito se extiende al hecho de ser reconocido como un extraordinario negociador y estratega político, capaz de conciliar y llegar a acuerdos, sin ceder en sus principios éticos y morales. No fue un gran orador, pero impresionaba por su extraordinaria capacidad analítica y de síntesis, en la profunda erudición de sus argumentos.
Se desempeñó en una vasta gama de profesiones que fueron ejercidas con loable éxito y prestigio, ya sea como abogado, periodista, escritor, historiador, sociólogo o diplomático.
Se dice del mismo modo, que su apología conceptual de los intereses panameños, sentó las bases ontológicas de nuestra nacionalidad, la cual sería fuente de inspiración para las luchas futuras en pro del objetivo independentista y de las subsiguientes por la soberanía nacional.
Fue redactor del Código de Comercio para el Estado Federal de Panamá, mismo que luego sirvió para redactar el Código de Comercio de Colombia, el cual rigió hasta bien avanzado el siglo XX.
Fue un hombre muy pragmático, lo que le valió desde las filas del Partido Liberal (los grandes líderes populares eran de ese partido), ser elegido como diputado del Istmo y congresista en distintas ocasiones. Aquileo Parra, líder del liberalismo colombiano de aquella época, refiriéndose a su actuar legislativo, lo describió como “…talentoso, ilustrado, atento, razonable, enérgico y con pensamiento sereno”.
Por eso, desde el punto de vista forense, Justo Arosemena es también el Padre de la Abogacía Panameña.”
Me inclino ante estos profesionales para saludarlos con el protocolo debido y desearles lo mejor en su día. ¡Felicidades!