Nacida nuestra República, Jerónimo de la Ossa diagnosticó, hace más de un siglo, que en ese momento reinaba el amor fraternal. Versos de nuestro Himno Nacional, ¿Cómo es hoy el amor que Panamá ofrece a nativos y no nativos? ¿O se impulsa el desamor en territorio no vacunado contra el latrocinio?
Dayana Pérez Rengifo, migrante caraqueña, asegura que percibe ese amor que Panamá brinda, incluso frente a las vicisitudes propias que enfrenta quien migra en esta época migrantefóbica. Esta gratitud la plasma en su arte: la orfebrería. Una de sus creaciones, la pulsera Amor de Panamá, sofisticada, destaca por su diseño y simbolismo. La pieza cuenta con ocho dijes, cada uno elaborado con aros hechos a mano, cristales checos y nudos corredizos. Preside la pulsera una muñeca que encarna a nuestra nación.
Cada dije cuenta una historia. Representan los años que lleva Dayana en Panamá, la mayor parte del tiempo en la comunidad semirrural de Capira.
Muestra pasajes claves de nuestra identidad: el Canal de Panamá, símbolo de la unión de dos mundos; la biodiversidad, una de las más altas del planeta por kilómetro cuadrado; y una herradura, evocación de las cabalgatas comunes en diversas comunidades. Esta obra no solo es una joya, sino también un testimonio de amor y gratitud hacia el país que Dayana y su hijo Chucho eligieron como hogar.
Dayana, quien promueve sus creaciones como Dayana Accesorios_507 en Instagram, combina colores vibrantes en sus pulseras, tobilleras y aretes, reflejo del mestizaje cultural que define a Panamá. Su mensaje contrasta con las posturas de algunos venezolanos que, residiendo aquí, han renegado de su patria adoptiva. Ella, por el contrario, agradece a Panamá con esta pulsera, donde, a pesar de las dificultades, percibe y celebra el amor que nuestra nación le ofrece: es el amor de Panamá.
Ese amor fraternal de Panamá, como lo describió Jerónimo , ha perdurado sobreponiéndose a tormentas , como la Guerra de los Mil Días. Hace 121 años, en medio de un periodo convulso, que conllevó a emancipación de Colombia, el poeta reconoció la fuerza del amor fraternal. Que así sea siempre: un amor que trascienda generaciones y fronteras.
