• martes 30 de septiembre de 2014 - 12:00 AM

¡Qué!; ¿Acaso no tomaste tus anticonceptivos?

La forma en la que se enfoca el problema, pareciera ser un buen chiste para que lo disfrute de todos

Por su impacto en el desarrollo de la sociedad panameña, el aumento de los embarazos precoces debe llamarnos a reflexionar. Pero la forma en la que se enfoca el problema, pareciera ser un buen chiste para que lo disfrute de todos. Se trata de una fábula ambientada en un remoto país, en el que se permitía que los adolecentes practicaran ‘sexo con precaución’. De repente, empezaron a aparecer por muchas ‘barrigas’, y todos vieron el fenómeno vio como una moderna versión de la divina concepción, por la falta de varón en esos ‘prodigios’.

Muchos piensan que estos embarazos tienen que ver con la falta de ‘educación formal’. Aceptando esta tesis, ocultamos ‘el influjo cultural negativo’ que posee la literatura, el cine y la televisión en la formación de la visión irresponsable y distorsionada de la sexualidad. Hoy, valdría preguntarse si hay alguna gloria plausible en desmitificar el sexo, pues el acto dador de vida humana, terminó como siendo una fuente de morboso placer carnal.

Si aceptamos que la ‘metida de pata’ es producto del descuido de la menor, entonces pasan desapercibidos los verdaderos causantes del problema. Esta postura complaciente es la que ha llevado a atenuar el reproche social, la que da pie a subsidio estatal, y la aceptación sin censura de la menor en la sociedad. Aún así, ni la comprensión familiar ni la tolerancia social evitarán que el crío y a la madre enfrenten un futuro incierto.

Si en el salón de clases, ‘la menor embarazada’ es vista como alguien que desafió a la sociedad y que triunfó ‘haciendo algo prohibido’ por sus mayores, el asunto se complica. No se debe culpar a la familia, pues carece de fuerzas para cumplir con sus funciones de preparar personas ‘temerosas de Dios y respetuosas de las leyes y las buenas costumbres’. Y la sociedad muy poco aporta, pues en su seno pululan seres desorientados, y enfrascados en una fiera lucha por imponer sus deseos egoístas. La ‘solución política‘ más fácil, es echarle mano al erario, pues en menos de cinco años, las hoy embarazadas, ya podrán votar.

* Abogado y docente

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