El recién pasado torneo electoral fue ante todo controversial. Sin embargo, la nota más sorpresiva fue la aceptación del electorado a muchas figuras anónimas que despojaron a los partidos tradicionales del control absoluto que por décadas ejercieron en la Asamblea.
Este incidente rescató la tradición de lucha de las generaciones anteriores, que con valentía desafiamos el status quo. En este aparte, destacamos a aquellos grupos universitarios que movidos por las utopías de y grandes ideales patrióticos, enfrentamos en desventaja a la dictadura, demandando el respeto a las libertades democráticas.
Los políticos tradicionales no interpretaron las lecciones que traería la “Crisis de la Minera”. Ese evento enfrentó directamente a la ciudadanía con el gobierno, lo que modificaría las reglas de distribución del poder político. Y mucho más en lo que se refiere a la Asamblea, pues ese estallido social evidenció su total deslegitimación política, sin posibilidades de reconciliación, pues los partidos habían sido rebasados.
Resultó muy oportuno el surgimiento de esas figuras anónimas como alternativas renovadoras, brindándole esperanzas a la sociedad panameña la que ya venía dando muestras de una peligrosa desesperanza total. La decencia y honestidad de la bancada independiente está fuera de dudas, pero siendo la Asamblea un escenario de permanente turbulencia, por delante tiene ahora el gran reto de demostrar fortalezas y capacidades políticas.
Es peligroso que sin control, ahora afloren los egos. El electorado no les entregó “un cheque en blanco”, sino “un mandato de representación”, en cuya virtud y para marcar las diferencias les obliga a “la consulta permanente” con sus electores. No es suficiente en prometer cuentas ni actuar con transparencia, sino en votar y proponer leyes en la Asamblea de acuerdo al querer y el sentir de sus electores.
Esperaremos pacientes la convocatoria de los HD de mi circuito. No deben tener miedo en reunirse con las comunidades, pues no les pediremos “toallas, bonos, ni auxilios económicos”. Tengan presente que a los ciudadanos nos asiste el derecho a ser escuchados, sobre todo en estos en tiempos en los que todo nos habla en alta voz de crisis y problemas. Si no me consulta no me representas, y todo seguiría igual que antes.
“Resultó muy oportuno el surgimiento de esas figuras anónimas como alternativas renovadoras, brindándole esperanzas a la sociedad panameña”
