El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este sábado 1° de junio que la próxima semana visitará Bocas del Toro en Panamá. El objetivo de su visita es solicitar al gobierno panameño el permiso para “desenterrar” los cuerpos de colombianos fallecidos a finales del siglo XIX y “recuperarlos” como parte de la historia colombiana.

“En ese lugar, que alguna vez fue de Colombia, podamos desenterrar esos cuerpos y traerlos (...) porque representan nuestra historia”, afirmó el mandatario durante el ascenso de subtenientes en la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova.

Petro subrayó que esta iniciativa no es solo un gesto formal o diplomático. “Allí había intelectuales, pensadores, soldados, guerreros; allí había personas que quizás hubieran podido construir un mejor país o una mejor América”, declaró el presidente, destacando la importancia histórica de los individuos enterrados en Bocas del Toro.

El presidente lamentó la pérdida de este territorio y de sus habitantes, indicando que “perdimos por la indignidad de quienes gobernaban en ese entonces; un lugar que era colombiano y que ahora es de Panamá; un lugar donde murieron decenas de colombianos jóvenes, bajo banderas diferentes, bajo ideas diferentes”.

La solicitud de Petro se enmarca en la conmemoración de la Guerra de los Mil Días (1899-1902), uno de los conflictos más sangrientos de la historia colombiana, donde cayeron cientos de personas de los ejércitos liberales dirigidos por el general Rafael Uribe Uribe. Petro había mencionado esta petición previamente, destacando que en Bocas del Toro están enterrados numerosos dirigentes revolucionarios y liberales colombianos que lucharon bajo las órdenes de Uribe Uribe y del mexicano Catarino Garza.

El presidente resaltó la importancia de esta región en la historia colombiana y latinoamericana, indicando que en Bocas del Toro “se reunieron lo que podría ser una internacional liberal latinoamericana (...) Atacaron un cuartel conservador en la guerra civil, y fueron derrotados y allá enterrados, y sus cuerpos no recuperados, lo mismo que los cuerpos de los trabajadores colombianos que murieron en la construcción del Canal de Panamá”.

Catarino Garza, quien había intentado desde Texas una revolución contra el régimen de Porfirio Díaz, acabó en el entonces departamento colombiano de Panamá, donde participó en la guerra civil que inició en 1895. Este conflicto culminó con la separación de Panamá de Colombia en 1903, instigada por Estados Unidos, que adquirió los derechos para la construcción del canal interoceánico.

El presidente Petro recordó que en la construcción del Canal de Panamá trabajaron unos 75.000 obreros, entre ellos unos 1.400 colombianos, así como muchos trabajadores de otras nacionalidades.

Hace dos semanas, al posesionar al nuevo canciller, Luis Gilberto Murillo, el presidente Petro le encomendó la misión de lograr la repatriación de los restos de estos combatientes. Petro subrayó la urgencia de iniciar conversaciones con el presidente saliente de Panamá, Laurentino Cortizo, para asegurar la recuperación de los cuerpos y la preservación de una parte fundamental de la historia colombiana.

“Debemos lograr los acuerdos para recuperar esos cadáveres y la historia misma de Colombia, de cómo estuvimos a la vanguardia; no de las gentes que querían el atraso, sino de las gentes que querían la libertad y la democracia”, afirmó Petro, resaltando la labor de estos revolucionarios en la Guerra de los Mil Días.

El mandatario colombiano reiteró que en Bocas del Toro se formó una especie de “internacional liberal latinoamericana” que combatió valientemente contra un cuartel conservador, aunque fueron derrotados y sus cuerpos no fueron recuperados. Esta misma región también fue testigo de la muerte de numerosos trabajadores colombianos durante la construcción del Canal de Panamá, cuyos restos también buscan ser repatriados.