Asesinato del alcalde de Chilpancingo enciende alarmas sobre la violencia política en México

Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo en el estado de Guerrero, México, fue asesinado menos de una semana después de haber asumido el cargo. Este trágico hecho es el último de una preocupante serie de ataques contra políticos locales en el país. La gobernadora del estado, Evelyn Salgado, expresó su indignación a través de las redes sociales, condenando el asesinato sin proporcionar detalles sobre las circunstancias. Medios locales han informado que Arcos fue decapitado, pero esta información no ha sido confirmada oficialmente.

Arcos fue electo en junio como representante de una coalición opositora que incluía al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que denunció el asesinato como un “crimen cobarde” y exigió justicia. El presidente del PRI, Alejandro Moreno, destacó que el asesinato de Arcos ocurrió pocos días después del de Francisco Tapia, otro funcionario municipal, subrayando la vulnerabilidad de los políticos locales frente a la violencia.

El estado de Guerrero, uno de los más pobres de México, ha sido gravemente afectado por la violencia relacionada con el crimen organizado, en particular por las luchas entre cárteles por el control del tráfico de drogas. En 2023, el estado registró cerca de 1,890 asesinatos, en un contexto de creciente inseguridad que ha afectado la vida política del país.

El asesinato de Arcos subraya los enormes retos que enfrenta la presidenta Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo el 1 de octubre. Su administración ha prometido seguir la estrategia de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, que busca abordar las raíces sociales de la violencia mediante políticas de inclusión y desarrollo. Sin embargo, los recientes ataques a políticos evidencian la urgencia de nuevas acciones para garantizar la seguridad de los funcionarios y ciudadanos mexicanos.