Hoy es el Día Internacional del Folclor

A través de los años, puristas del lenguaje han tratado de buscar una palabra castiza para el término folklore
  • sábado 22 de agosto de 2015 - 12:00 AM

HISTORIA

La República de Panamá, al igual que otras naciones del mundo, celebra hoy el Día Internacional del Folclor.

El acontecimiento hace reconocimiento al arqueólogo británico William John Thomson, cuando utilizó por primera vez de manera pública el término ‘folklore', que significa etimológicamente saber del pueblo, en la revista inglesa Atheneum.

A través de los años, puristas del lenguaje han tratado de buscar una palabra castiza para el término folklore. Algunos de ellos hablan de cultura popular tradicional o cultura tradicional. Lo más que se ha logrado es castellanizarlo con el uso de la ‘c' en lugar de la ‘k'.

Dora Pérez de Zárate fue tajante en 1986 cuando Ligia de Jaén le preguntó: ‘¿No tenemos en nuestro idioma palabras que expresen lo mismo?'. A lo que Pérez de Zárate contestó: ‘En los contactos culturales entran términos que nosotros tenemos que usar; sobre todo si en el lenguaje nuestro no hay equivalente. El autor de un instrumento cualquiera, lo bautiza; no podemos quitarle el nombre que le pone el papá'.

A pesar de que existe cultores del vernáculo que quieren aferrarse al pasado; otros están abiertos a la innovación pues el folclor no es historia. Es vivo se mantiene, se transforma o simplemente muere como ha pasado con algunas manifestaciones folclóricas de la cultura panameña.

La apertura a innovaciones debe ser gradual y aceptada por el pueblo, que es a final de cuentas el que decide qué es folclórico y qué no lo es. Bien dice José Antonio Mc Gregor que las tradiciones de hoy fueron en un momento las innovaciones que un individuo o grupo de ellos se atrevió a realizar.

La innovación está incluida como una de las características del hecho folclórico bajo el parámetro de la plasticidad, que no es más que el cambio gradual que se da a través del tiempo. Un cambio que el pueblo acepta, no la improvisación e imposición de algunos pocos. De hecho, el folclor de los pueblos no nació puro.

En el caso panameño es producto de la William John Thomson vernaculares ancestrales. Ya lo dice el grupo musical Jarabe de Palo: ‘Señores, en lo puro no hay futuro'.

Con el transcurso del tiempo y ante la indiferencia de las autoridades se han perdido y están en proceso de extinción muchas manifestaciones propias del istmo panameño. Los juegos y rondas como compañerito pío pío, el escondido, cuatro esquinas, 1-2-3 pan queso, y ni hablar de las rondas Doña Blanca, La señorita, componte niña y el florón, entre otras, han ido perdiéndose de las horas de ocio de los niños, quienes hoy prefieren los juegos computarizados.

Producto de las autoridades ya casi desapareció la folclórica pintura popular en los autobuses, borrando con ello parte de la identidad visual de la capital panameña. A Dios gracias, la manifestación folclórica parece florecer con fuerza en las ciudades de Colón y La Chorrera.

Para los panameños el folclor aún existe y existirá mientras hombres y mujeres lo fomenten en su comunidad, alumnos, vecinos, sobrinos e hijos. Para el hombre del campo no existe el patrimonio cultural inmaterial. Este existe para los académicos. Para aquellos que bajo los parámetros de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) trabajan en el rescate, registro y conservación de técnicas y conocimientos de cómo llevar a la materialidad y divulgar esas manifestaciones culturales del pueblo.

Aún hoy, estamos a tiempo de salvar nuestro folclor, nuestro arte popular que corre el riesgo de perderse ante la indiferencia de las autoridades y los avatares que trae la modernidad. Debemos revalorizar nuestras manifestaciones populares y legislar para darle su justo valor dentro del patrimonio cultural y la memoria histórica de la nación panameña, a través de sus personajes y obras. No se trata de aislarse y huir del proceso de mundialización. Se trata de respetar lo local nutriéndose de lo global, como diría Mc Gregor.

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La manifestación folclórica parece florecer con fuerza en las ciudades de Colón y La Chorrera.

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El traje típico nacional atrae miradas a nivel nacional e internacional.