Iniciamos el mes de la Patria con este magnífico cuento

Alerta naranja
  • viernes 01 de noviembre de 2019 - 12:00 AM

En el país de la cintura estrecha, un titular llamó la atención: ‘Alerta naranja en el Canal, declara presidenta Mireya'. ‘No se descarta que el misil se lance hacia uno de los más de mil puntos vulnerables de la vía.', decía el tabloide Crizz.

El matutino invitaba a sus lectores a responder por correo electrónico las siguientes preguntas: ‘¿Cree que el ataque al canal se concretará en días?'. ‘¿Estima usted que un ataque a la vía acuática tendrá lugar durante los próximos seis meses?'

Para Herlinda aquello no era un hecho nuevo. En 1942, algo similar ocurrió: El Mundo Gráfico advirtió que los planes del almirante Yamamoto incluían un ataque sorpresa para paralizar la vía.

La idea contaba con el valioso auxilio de espías que eran barberos en la ciudad de Panamá, decía aquella versión noticiosa de la Segunda Guerra Mundial.

Ella no quiere que su memoria centenaria le traicione. Camina hacia la única habitación de su casa, apoyada en un bastón con empuñadura de bronce gastada por el uso. Llega hasta un baúl de caoba en cuya tapa se lee en alto relieve: Herlinda Gatú.

Colgado en la pared, adornado por un fino hilo de telaraña, se ve un certificado. Está escrito con letras góticas y el texto dice: ‘El Gobierno de los Estados Unidos de América confiere a Herlinda Gatú los méritos correspondientes como estudiante sobresaliente de la misión Korokke. Dos de marzo de 1942. Amador, Zona del Canal de Panamá'. Un sello con el águila emblemática del escudo norteamericano da fe del hecho.

Con una llave que carga como adorno en su cintura, abre el mueble y se oye un chirrido mezquino. Se inclina con el esfuerzo de quien busca algo caído en un pozo artesanal. Con su mano derecha temblorosa, levanta un recorte de periódico y lee: ‘Crucigramas de la Guerra'. A continuación, pasa su vista por la pregunta: Uno de los mejores almirantes del mundo de la Segunda Guerra Mundial. Ve la respuesta colocada en los recuadros correspondientes: ‘IsorokuYamamoto'. Se ríe a carcajadas durante diez minutos. Después, se sume en un silencio que supera el tiempo de su desenfrenada risa.

En el piso, sin que ella lo perciba, pisa un anuncio de periódico que informa: ‘Se ofrece empleo para realizar trabajos comunitarios. Requisitos: Ser joven (mujer u hombre) del interior de la República y / o de las comunidades limítrofes al canal. Se analizarán las características físicas y personalidad del aspirante. Se requiere presentar certificado de estudios primarios y tener conocimientos de cocina. Acudir al edificio Theodore Roosvelt, en Balboa, Zona del Canal de Panamá. Dos de enero de 1942'.

Herlinda era del Río Tulú, en el interior del país. Los ojos de ironía, cabello negro indio y el entusiasmo de sus manos le daban algo particular a su persona. Su nombre entró en las planillas de la armada norteamericana en el renglón de servicios especiales de apoyo a la comunidad. En la práctica, vendería papas japonesas o korokke a los barberos nipones y oiría sus planes para luego revelárselos a la inteligencia norteamericana. -¡Éste es el mejor korokke…!-gritó con sarcasmo al firmar su conscripción.

El nuevo anuncio, ahora en 2004, le recordó aquella experiencia y la de sus compañeros de contraespionaje:

Ñato Lámpara, un apodo ganado en convertir la mentira en verdad. Pretendía -en reciprocidad al éxito de su desempeño – iluminar a su pueblo con miles de lámparas a gas pintadas de verde y con la inscripción formilitary use only. El trío lo completaba Roque Tanque, experto en oler combustible, quien previó un resultado excelente. Como recompensa a su coraje y capacidad, pediría que Panama Canal Company le regalara centenares de tanques vacíos usados por el ferry boat y que permanecían desechados en Diablo a orillas de la vía acuática.

Herlinda sacó el reporte, carcomido por el tiempo, que resumía el resultado de aquella intrépida misión que pretendió frustrar a Yamamoto:

‘Entre dulces y lámparas…

Herlinada y Ñato estuvieron…

Ella trajo un Yamamoto…

Él, una lámpara de lata…

Y Roque, por su lado, un tanque

Pero en maqueta…'.

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