El gato amarillo y el chiguagua sonriente

Se fue la tortuga, el reino emocionado aplaudió su salida, el gavilán desde su jaula de oro se alegró de su huida-partida. 
  • sábado 20 de julio de 2019 - 12:00 AM

Se fue la tortuga, el reino emocionado aplaudió su salida, el gavilán desde su jaula de oro se alegró de su huida-partida. Volvió el reino a elegir su cámara de diputados y a escoger un nuevo rey-presidente. Esta vez el reino pensó que elegían bien al preferir a un lindo gatito amarillo y su inseparable amigo el chiguagua risueño, este ultimo que con su cautivadora sonrisa engatusaba a los animales del reino.

El Búho, que tenía años escuchando todas las propuestas, desde que paso por allí el toro privatizador con su discurso ‘los animales al poder', meneo la cabeza de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, haciendo un gesto de desacuerdo. El cocodrilo, sonrió sin abrir la boca, pensó que esta vez si ocurriría lo que prometieron tantas veces; mejorar los ríos y pantanos donde vive, preocuparse por el bosque. Por otro lado, las garzas que estuvieron atrapadas desde hace varios periodos en el palacio presidencial, habían escuchado todos los discursos, desde el gobierno de los gorilas, hasta los gobiernos en democracia. Para ellas los animales del reino una vez que se sentaban en la silla presidencial se volvían peores, todos perdían su credibilidad, por eso ya no creían en ningún animal y huyeron del reino.

En el reino, los animales estaban entusiasmados pues creían que ahora si eligieron bien, dándole chance a un gato amarillo, algunos animales al verlo recordaban al viejo zorro sin entender porqué, hasta que un día informaron que viajarían a visitar al Águila calva del Norte, igual que todos los anteriores gobernantes. Entonces, comenzaron a sospechar que algo andaba mal con estos dos nuevos personajes. La lora colorida, estaba contenta y tenía un plan para ser la próxima reino-presidenta, solo tenía que esperar que el gatito amarillo y el chiguagua sonriente se fueran de viaje.

Apenas se fueron de viaje, la Lora colorida aprovechó que estaba nombrada como vice-presidenta de la asamblea y presentó una ley contra los animales migrantes. Los acusaba de todos los males del reino, desde la suciedad que creaban los puercos, los misteriosos robos que habían pasado en el palacio de las garzas, hasta acusarles de quitar el trabajo a todos los monos perezosos del reino. Ella logró en pocos días alborotar el avispero mejor que las abejas. Todo el reino se había dividido en dos, los que estaban a favor de los animales migrantes, y los que querían que se fueran del reino.

El gato amarillo no abrió la boca pues el no es gato de una sola raza, el chiguagua sonriente solo sonreía, y así pocos animales del nuevo gobierno se atrevían a contradecir a la Lora colorida, experta en periquear. El reino imbuido en el caos, seguía esperando una solución a problemas más urgentes como; salvar los ríos contaminados, cuidar los bosques de los cazadores y leñadores furtivos, pero todo este plan de la Lora colorida de achacarle la culpa a los animales migrantes, venía de los humanos, que buscaban desviar la atención del saqueo y destrucción de los bosques.

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