Travesuras de un abogadillo
- viernes 22 de octubre de 2010 - 12:00 AM
A veces algunos profesionales se comportan tan mal que dejan mucho que decir de sus profesiones, como es el caso del abogadillo González de la Gonzalera, quien recibió su tate quieto por parte de un marido celoso, al tratar de abusar sexualmente de la secretaria de la firma de abogados, donde es el jefe y ella laboraba como encargada de la contabilidad.
Lo que sucede es que González acostumbrada disfrutar de las hermosas secretarias después de las horas de oficina, pero por más que lo acusaban ante otras autoridades, no pasaba nada, porque es amigo de algunos fiscales, jueces y hasta de un magistrado.
A una secretaria anterior que lo acusó por acuso sexual, la botó no sin antes lograr ponerla de rodillas obligarla a pedir perdón, a parte que dejarse tocar y besar los senos, situación que quedó ahí, porque la indefensa joven, cada vez que ponía la denuncia, le advertían que se buscara otro trabajo.
En una ocasión contrató a Edilma, quien llegó con muchos diplomas y créditos académicos en mano, ---pero eso es lo que menos le interesaba al abogado González---, sino su hermoso cuerpo, senos encantadores como para pegarse como un ternero, piernas largas y torneadas y que decir de las nalgas, que mostraba orgullosa, cuando caminaba, más cuando pasaba cerca del jefe, quien se les volteaba los ojos y se sacudía de emoción, porque tarde o temprano, estaría pegado en ese cuerpo.
Un viernes en la tarde, cuando todo el personal se despedía, González le aseguró a Edilma, que tenía que quedarse, porque había mucho expedientes que archivar, lo que molestó a la secretaria, porque ese día estaba invitada a un ‘happy hours’, en un hotel de lujo, con los amigos de la facultad y otras que le encanta estar en trampas.
Pero al fin y al cabo lo aceptó porque la situación está dura y no hay muchos lugares donde den trabajo, muchos menos para egresadas de una facultad donde venden diplomas y maestrías.
La Secretaria empezó su faena, se puso un audífono para escuchar música, por eso no se enteró cuando el abogadillo, se sacó su pene, lo agitó tres veces y lo puso en forma vertical, ---como un soldado de plomo---la mujer al voltearse de asustó ver semejante verdura, pero como el hombre quería jugar al marido y mujer, ella tomó la iniciativa y lo puso a gozar, como quería gozar.
El se sentó en el escritorio, ella encima del hombre, estaban completamente desnudos los dos, de repente una llamada telefónica, los interrumpió, se trataba del otro abogado, socio de la firma, que le comunicó que iba para la oficina a buscar un expediente de un periodista, que le aplicaron el pele police y tiene casos de acoso sexual.
El abogadillo quedó goloso, ya que la nueva secretaría había resultado una tigresa, con las uñas, mordidas y lenguas, sin embargo al día siguiente llegó Susan, otra secretaria, que se encargaría de la contabilidad, quien se presentó como la recomendada por un juez, amigos de los dos abogadillos de la firma forense.
Era el doble de buenona lo que ocasionó celos de Edilma, sin embargo pasaron algunas semanas y todo estaba bien, hasta que el abogadillo González de la Gonzalera, le aseguro que había trabajo que hacer, por eso la obligó a quedarse en horas extras, un viernes y día de pago.
Susan estaba descuidada, cuando aparece el abogadillo con el pene erecto y con amenazas de usarlo, pero la mujer se armó con una tijera y por casi se lo corta, situación que obligó al 911 llevarlo al cuarto del Hospital Santo Tomás, donde lo esperaba el marido de la secretaria y le dio una salvaje golpiza, por eso quedó en cuidados intensivos y el hombre pagó la multa, buscó a su mujer y regresaron a casa, porque le dieron duro a las travesuras del abogadillo.