Rencores de antaño
- jueves 24 de marzo de 2016 - 12:00 AM
‘Valentín está comiendo bueno y en abundancia', decían los lugareños, algunos con envidia y otros con compasión, porque Yatzuri, su mujer, era medio siglo más joven. Los comentarios, siempre en las afueras del minisúper del pueblo, le caían como una patada de mula a Florentina, la mayor del grupo y contemporánea de Valentín, con quien tuvo un amorío secreto de varios meses y que se concretó en una casa abandonada a medio construir, donde aquel le quitó la inocencia con la promesa no cumplida de un anillo matrimonial a corto plazo. Fueron muchas las veces que Valentín la gozó sin reservas de parte de ella, que entregaba todo en esa relación injusta que terminó cuando los vecinos empezaron a recibir las invitaciones para la boda del fulano con la hija de otro ganadero de la región. ‘Nunca más, así se me pudra, te lo vuelvo a dar, pero algún día me vengaré', dijo Florentina, afectada por el más profundo despecho, apenas este volvió a citarla en la casa abandonada. Esa vez, Valentín usó su arte y se amparó en el amor que sabía que ella le tenía, pero no logró nada, Florentina se mantuvo firme y no le soltó nada, ‘que tu futura esposa te baje esas ganas', le gritó y nunca más acudió a las citas que él siguió mandándole aun después de casado.
Pero de esas vivencias habían pasado muchísimas lunas, en ese matrimonio a Valentín le fue mal, tuvo otro y también lo cachonearon, y envejeció solo hasta que se ‘compró' a la mujercita que ahora gozaba, todo el pueblo opinaba que Yatzuri vivía con él por la plata y porque sabía que cualquier rato el don se petateaba y a ella le quedaba todo.
Para el cumpleaños de Florentina vinieron muchos familiares a festejarla, y una prima le preguntó por Valentín, de quien la cumpleañera le contó todo, la boda reciente con la pelá y lo que la gente decía. Fue la pariente la que ideó el plan de venganza, y pronto Florentina convenció a Jonathan, su nieto vago, que enamorara a Yatzuri y que se la quitara al viejo. ‘Para que sufra como sufrí yo cuando él me dejó por una más rica, ahora sufrirá cuando la mujer lo deje por uno más joven, él puede comprar de todo con su plata, pero juventud, nunca, nunca y nunca, desgraciado infeliz, candidato a mil cachos', decía Florentina y su discurso evidenciaba que su dolor-rencor estaba vivito, que había resistido imperturbable el paso de los años. El nieto aceptó el trato, pero le exigió a la abuela que le comprara un carro, porque Yatzuri no salía con quienes andaban a pie, y le tocó a Florentina sacar sus ahorros para ejecutar su venganza. Al mes, ya Jonathan andaba enredado con Yatzuri, quien solo aceptaba verlo a escondidas, siempre con la excusa de que si Valentín se enteraba los mandaba a matar a los dos. Mientras, Florentina apremiaba al nieto y le reiteraba: ‘Tienes que quitársela, que ella acepte venirse a vivir contigo, dile que esta casa es tuya, etc.'. Pero el tiempo avanzaba y la bella no se decidía a dejar al viejo, y, lo peor, cada día Jonathan se enamoraba más de ella, tanto que para el cumpleaños le regaló el carro, a escondidas de Florentina, a la que casi le da un infarto cuando vio al hermano de Yatzuri montado en el carro de su nieto. Pero siguió en su plan y le puso un ultimátum al pelao: Te la traes para acá o la dejas. No tuvo Jonathan necesidad de elegir, porque, por boca de un bochinchoso, Valentín se enteró a medias de lo que había entre su mujer y el nieto de Florentina, y la puso a decidir: Te vas con ese muerto de hambre o te quedas conmigo, y Yatzuri eligió a su viejo marido, dejando a Florentina con triple deseo de venganza: por el nieto abandonado, por los ahorros gastados en el carro que ya no era de Jonathan y por ella misma…
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Envidiosos: Jo, ‘Vale' está comiendo bueno.
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Orgullosa: Que tu futura mujercita te baje esas ganas.