Una fecha que se tiene que recordar

- martes 20 de diciembre de 2022 - 12:00 AM
La noche del 19 de diciembre de 1989 fue inolvidable para la familia Quirós, pues desde ese día no volvieron a saber de uno de sus integrantes, al igual como le pasó a muchos otros vecinos de El Chorrillo.
Victoriano, un joven de 20 años de edad, trabajaba en un supermercado muy conocido por el área de Calidonia.
Este muchacho, trabajador, laboraba en dos sitios para ayudar a sus hermanos y pagarse sus estudios.
Tan sólo un par de horas al anochecer dedicaba estibando en la bodega de su otra chamba.
Por eso, al momento de los estallidos, de lo último que se preocuparon los Quirós fue de Victoriano.
Así, con la ropa con la que dormían salieron, huyendo de las llamas, los estallidos y la presencia de uniformados que hablaban en otro idioma. Traumados quedaron muchos al ver a gente conocida perder la batalla por salvar sus vidas.
Los viejos caserones y la emblemática cárcel ya no existía.
Los Quirós se fueron a Pacora donde residían otros familiares lejanos, quienes le dieron posada.
Lloraban porque sí y porque no, sólo al ver la realidad de su barrio en las noticias les partía el corazón. Se preguntaban ¿Por qué nos está pasando esto? Sin preveer que lo peor, para ellos, estaba a punto de revelarse.
Hasta donde se resguardaban corrió el rumor de que los colaboradores del almacén donde trabajaba Victoriano hicieron una cadena humana para evitar que fueran saqueados, como había ocurrido en otros establecimientos.
Mercedes, la madre de Victoriano, tomó paz y sintió que el pala'o estaba allá.
Pancho, uno de los primos de Vitín, como le decían, se preparó para viajar a la ciudad y ver qué se conseguía.
Le dijo, tía, no se preocupe, yo voy a ver que saqueo y regreso con noticias.
Antes de unirse a los actos vandálicos se apersonó a la entrada del almacén y en la primera oportunidad le preguntó a una empleada del comercio con Vitín. Ella prometió averiguar y regresó para informar que desde su hora de salida no lo volvieron a ver.
Preocupado, con bandera blanca en mano, caminó desesperado intentando saber de él. A Pancho se le quitaron las ganas de hurtar.
Regresó cabizbajo y con el pecho apretado para contarle a su tía que Vitín estaba desaparecido.
Pasaron la peor Navidad y el peor Año Nuevo de sus vidas. Es que de por sí no quedaba nada por celebrar, perdieron su casa y a uno de sus seres más queridos.
La invasión terminó, sólo quedaron escombros y desolación.
Tratando de trazar la última ruta de Vitín conocieron que salió de la bodega, lo que los llenó de impotencia, porque no se supo hacia dónde se dirigió, ni que pasó.
Mercedes, con la fe puesta en Dios, visitó hospitales y se sometió a pruebas para conocer si el cuerpo de Vitín fue lanzado a una fosa común, pero nunca se supo nada más.
Han pasado 33 años desde aquel día y en el corazón de todos los Quirós sigue Victoriano más vivo que nunca. No se explican cómo a la gente buena le pasan cosas malas, pero así es la vida. Los buenos y malos sufren sin distinción.
Hoy, que por primer vez se implementará el día de descanso en el país, muchos cuestionan la necesidad del mismo.
Para los Quirós es la manera de recordar a Victoriano y a todos los que como ellos lo perdieron todo aquella madrugada del miércoles 20 de diciembre.