El tinterillo

Era un tipo que sabía de leyes, pues había trabajado con abogados, por eso encontró en las diligencias legales un sustento de vida y ade...
  • domingo 03 de abril de 2011 - 12:00 AM

Era un tipo que sabía de leyes, pues había trabajado con abogados, por eso encontró en las diligencias legales un sustento de vida y además un medio para estafar a los incautos y levantar mujeres, que eran la otra pasión de su vida. Pero llegó una, mejor dicho el hermano de una, que le quitó a punta de golpes las ganas de estafar y de banquetearse damiselas faltas de cariño.

Gracias a su audacia, Alfredo, quien nunca fue a una universidad, no salía de los juzgados y corregidurías, pues tenía una buena clientela y cada día conseguía casos nuevos como el de Nidia, una chola ocueña, a la que le zumbaba el mango por sus anchas caderas y sus pechos erectos.

Y es que Abel David, el ex de Nidia, tiene 24 meses que no paga la pensión de sus dos hijos, por eso ella decidió buscar a Alfredo, el tinterillo, quien le aseguró que podía meter preso por 30 días a Abel David y obligarlo a pagar las cuotas atrasadas.

Pero Alfredo, lejos de trabajar en el caso, se dedicó a enamorar a Nidia, que con sus 33 años de edad está buena, pues soñaba con tocarla, besarla y hacerla suya, lo que molestó a la mujer, pues él no era de su agrado.

Pero como dice por ahí que la peor lucha es la que no se hace, Alfredo, con sus 50 años de edad, invitó a Nidia a tener relaciones sexuales, a cambio él metería preso a Abel David, lo obligaría a pagar las cuotas atrasadas y hasta otros gastos, hasta dejarlo en la calle, sin importa la suerte que corra el otro hijo de su ex, producto de su nueva relación matrimonial.

Alfredo terminó convenciendo a Nidia, quien ya llevaba cinco años de veda sexual. Ella le advirtió que solo sería una vez y que se olvidara de volverse goloso y de querer pay todos los días.

Se refugiaron en un hotel con nombre de residencial, donde Nidia tuvo que pagar por la habitación, pues el tinterillo se lo iba a descontar de los honorarios. Cuando la mujer salió desnuda del baño, ya Alfredo estaba acomodado en la cama, con pose atrevida y jamaqueando el tuntuneco, pero la mujer nuevamente le advirtió que sería la primera y última vez.

¡Bueno!, el tinterillo se dio banquete de su vida, hicieron de todo y por todos lados, pero como la mujer no disfrutaba del asunto, precisamente porque no es su tipo, decidió pensar en su ex, imaginarse que era con él con quien estaba en la cama, truco que le funcionó, pues inmediatamente empezó a gemir y a llamarlo Abel David, lo que molestó a Alfredo, quien la agredió salvajemente porque no quería que nombrara a otro hombre que no fuera él.

La mujer se defendió y le reventó un florero en la cabeza, por lo que en la habitación dejaron de oírse gemidos de placer y lo que se escuchaban eran insultos y gritos de dolor de parte y parte.

Ante el escándalo que hicieron el gallego, dueño del residencial, llamó a la Policía, que llegó y cargó con los dos para el Santo Tomás y después a la corregiduría, donde Alfredo salió con la mejor parte porque es ‘inchi pinchi’ del corregidor. Solo ella fue multada.

Además, el tinterillo’, en represalia por el jarronazo que recibió, desistió de seguir llevando el caso y se transó la plata que había recibido como adelanto por el trabajo.

Esto llegó a oídos de César Augusto, el hermano de Nidia, quien esperó a Alfredo en la salida de los juzgados de Vía España y le dio una tunda de puñetes y patadas, que lo dejaron turulato y hospitalizado en el hospital. De nada le valieron sus advertencias de que es amigo del corregidor. Fue tal la tunda que recibió que dicen las malas lenguas que vieron a Alfredo buscando trabajo en la construcción, pues ya no quiere ser más el tinterillo.

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