Por el amor al arte

Dedicarse al arte no es fácil, ni se aprende en la escuela, eso nace con la personas, más si son dedicadas a las artes plásticas, donde ...
  • jueves 21 de octubre de 2010 - 12:00 AM

Dedicarse al arte no es fácil, ni se aprende en la escuela, eso nace con la personas, más si son dedicadas a las artes plásticas, donde deja plasmada sus ideas o sueños, como también defraudaciones personales, económicas, sociales, políticas y en el amor.

Natividad es una muje r un poco descuidada, siempre andaba con el cabello desordenado, traje largo, no se pintaba y mucho menos usaba colorete, era así de sencilla, pero también se supo que no usaba panties o sea debajo de eso que llamaba traje, estaba desnuda.

No salía de las exhibiciones de pinturas al óleo, acuarela, plumilla y cuantas cosas tratara de artes plásticas, pero su pintura favorita eran paisajes, porque les recordaba su pueblo natal de El Nancito en Chiriquí, hasta que asistió a un remate de pinturas en un banco y pudo apreciar la figura humana, a través del pincel de Carlos.

En esa ocasión se hizo amiga de Masiel, otra amante de las artes plásticas, quienes compartían copas de vinos y quesos que daban los anfitriones, con el propósito de vender los cuadros.

Masiel se ofreció en llevarla a su casa, ya que tiene un carro nuevo, que logró de las comisiones de vender cuadros, en la casa continuaron las charlas sobre los mejores artistas de las artes plásticas que tiene el país, pero también se tomaron algunos tragos fuertes, con algunos camarones al ajillo, que preparó la anfitriona.

Natividad es una mujer que es sencilla, por eso se sienta de cualquier forma, sus piernas entrecruzadas, los brazos recostados sobre los hombros del sofá, su largo cabello desordenado sobre la cabecera, sus labios estaban húmedos por los tragos, que en ocasiones dejaba chorrear sobre su cuello, adornado por un collar de conchas marinas.

Masiel la miraba fijamente, mientras hablaban sobre hombres, ya que ambas han tenido dificultades encontrar a uno que las haga sentirse damas, que las traten como mujeres y que las sometan como fieras.

Empezaron a reírse a carcajadas, lo que aprovechó Masiel para sentarse a su lado, le puso la mano derecha sobre la pierna, le dio un beso en el cuello, que la hizo relajarse, se recostó sobre el sofá, mientras que le levantaba la falda, donde se podía apreciar una montaña de pelo, erizados por la calentura que salía de los poros, de tanto vino y coñac, que bebían ya sin control y con ganas de estar borrachas las dos.

Masiel empezó a besarla por todo el cuerpo, cuando llegó al triángula de las bermudas, los besos aumentaron de tono y la lengua de la pintora, se convirtió en una serpiente, lo que electrizó a Natividad, que empezó a gemir como una burra, hasta que llegó el orgasmo y ambas quedaron exhaustas., por lo que decidieron descasar para volver hacer lo mismo, otra vez hasta que la madrugada llegó y el Sol entró por la ventana, por lo que decidieron tomarse un café, pero meditaron de lo que habían hecho y ambas aceptaron que lo que hicieron, fue por amor al arte.

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