Pierde el control al estilo salvaje

Nos gusta experimentar lo extremo y romántico al mismo tiempo
  • viernes 23 de marzo de 2018 - 12:00 AM

INTENSIDAD

Tal y como se ve en el cine, hay quienes quieren desabrochar la blusa de la mujer como si se tratara de un perfecto truco de magia, y sentir que la pasión los arrasa, con lanzada a la cama mediante un simple y estratégico empujón.

Algunos lo llamarían sexo salvaje, teniendo en cuenta el juego de roles. Es como si se despertara una actitud de pantera o león en la intimidad.

Los expertos hablaron precisamente de ese sexo salvaje, lejos de ciertas patologías como el sadomasoquismo y generar dolor en el otro.

Incluso en este tipo de sexo no está contemplado el irrespeto ni pasar por encima del otro.

Cuando se habla de sexo salvaje es sencillamente hormonas en su más alta ebullición, que hacen que usted se olvide por un momento del preámbulo y la ternura, para desbordarse de pasión.

Lo importante es tener en cuenta que existe una línea muy delgada que no se debe pasar, porque en ese lugar ya estaríamos hablando de patologías o parafilias.

Sexo salvaje puede ser considerado un gusto, un juego, una táctica sexual, que involucre caricias más exageradas y no tan tiernas, que sea del gusto personal y de la pareja, que involucre la alta excitación y las hormonas.

Es probable que la mujer en ovulación se sienta con más deseo de sexo salvaje, porque incluso biológicamente se siente más atractiva y quiera cumplir sus fantasías.

Hay estudios que han comprobado que excitan las palabras subidas de tono, y esas palabras subidas de tono no son las groserías, sino palabras excitantes para la otra persona. En ese caso es importante conocer a la pareja, saber qué podría ser de su agrado y qué no, porque tampoco se pueden caer en ofensas.

Podemos hablar de comunicación excitante que puede convertirse en una narración del momento, para otros será rugir como una leona.

De lo que se trata es de explorar, jugar, pero respetando, y teniendo claridad en lo que le gusta a mi pareja. Porque tampoco podemos caer en un acto que al otro le parezca ridículo y que lo haga morirse de la risa, bajando así la chispa de la pasión.

Y, para ti, hombre: tampoco puede dejar de lado la ternura, y las suaves caricias o el romanticismo que tanto le encanta al sexo femenino.

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